Los zócalos: símbolos del poder en la Pre-modernidad

SOCIOLOGÍA DE LA SUPERVIVENCIA 

Silvino Vergara Nava 

 

 

“El poder político busca en el derecho 

 su legitimación; el poder económico,  

su expansión; y el poder ideológico,  

su justificación.” 

 

Emanuele Vittale 

 

 

Todas las ciudades hispanas tienen una plaza central, lo que no sucede con la edificación y diseño de otras ciudades construidas por otros sistemas arquitectónicos. En el caso de Latinoamérica están conformadas la mayoría de sus ciudades con esa plaza central a la que, según los historiadores, en México se le denominó Plaza de la Constitución, en honor a la constitución de Cádiz de 1812, pero también llamado Zócalo, que es el nombre común de esa plaza central de las ciudades de México, término tan conocido que cualquiera entiende su significado e inmediatamente ubica tal lugar de cualquier ciudad o población de nuestro territorio nacional, pues por muy pequeña que sea una población, todas tienen un zócalo. 

La denominación de zócalo se debe a la construcción en esa plaza mayor de la ciudad de México, en uno de los tantos gobiernos de quien se denominó en su última gestión como “Su alteza serenísima”, es decir, Antonio López de Santa Anna (once ocasiones gobernó y se deben tanto a las ocasiones que regresó a gobernar formalmente, como a la serie de licencias o permisos que solicitaba para ausentarse provisionalmente de la presidencia de la república). Resulta que se diseñó un monumento para conmemorar la Independencia de México, construcción que nunca finalizó, sino que simplemente se dejó esa base o plancha para su construcción, a lo que se denomina como zócalo, por lo que ese nombre se quedó en la memoria de los mexicanos y en nuestro lenguaje desde los tiempos de ese personaje tan odiado en la historia de México, pero en cuyo periodo de tan controvertido xalapeño sucedieron muchos de los pasajes de nuestra historia. 

Lo cierto es que plaza mayor, plaza de la constitución o zócalo, es más que un parque público, es más que una plancha de cemento como quedó en estos tiempos la plaza de la ciudad de México; es principalmente el símbolo de quien en la historia de la humanidad ha ejercido el poder; en esa plaza se ubican de manera física y gráfica los poderes. 

Se ha sostenido que la humanidad siempre ha contado con tres poderes: el poder político, que corresponde a quien se encuentra a la cabeza de los gobiernos de las naciones, ya que ese poder es el que controla sobre todo la fuerza en ese territorio, porque es de quien depende el ejército y partir del siglo XVII la policía; dicho sea de paso, creada por la cultura francesa, por ende, el poder político impone la fuerza y ejerce, incluso, la violencia ante sus gobernados. 

Otro de los poderes es el económico, que es el que cuenta con los recursos financieros, el patrimonio, el capital, que durante mucho tiempo se ostentaba por quienes contaban con grandes extensiones de terreno, precisamente para la siembra y cosecha de los productos y el cuidado del ganado; posteriormente, pasó la titularidad del poder económico a los fabricantes y comerciantes de esas mercancías; y es que el poder económico siempre ha sido vital, ya que siempre ha mantenido a quien ostenta el poder político. 

Por último, el poder ideológico, que es el que establece las ideas, las razones, desarrolla los conceptos que justifican a quien ostenta el poder político, es decir, quien legitima a quien gobierna una nación; basta con recordar lo que decía Luís XIV: “El Estado soy yo”, a sus 16 años de edad. 

Debido a esa estructura histórica del poder, en los zócalos se ubican esos tres poderes de la pre-modernidad, ya que el parque permite que se coloquen a su alrededor los tres poderes mencionados: el político con el palacio en las ciudades, denominado como palacio municipal; en Ciudad de México es el majestuoso palacio nacional. En ese mismo cuadrante se ubicaba el poder ideológico de aquellos tiempos, que es la iglesia principal de la población y que, de acuerdo a los estatutos que rigen a la Iglesia Católica, puede tener el carácter de catedral, aunque no necesariamente, pero por lo menos es la iglesia principal de toda población la que se coloca en los zócalos y que en esos tiempos ostentaba al poder ideológico. Por último, el poder económico, o sea, los comercios que se encuentran en el zócalo de las ciudades. De esa forma se podía visualizar de manera muy clara quiénes ostentaban el poder en una población, o incluso en una nación en aquellos tiempos de la pre-modernidad. 

Hoy las cosas ya no son así. Desde luego que en la post-modernidad, si bien siguen subsistiendo estos tres poderes, se han modificado los titulares de los mismos. En el caso del poder ideológico, ya dejó de ser la protagonista la Iglesia Católica; esta ha sido sustituida por los medios masivos de comunicación, propiedad del poder económico, que, a su vez, ya dejaron de ser los señores feudales, terratenientes o hacendados; tampoco son los fabricantes de mercancías o los comerciantes; ha pasado a ser los titulares del poder económico, los grandes monopolios y corporaciones internacionales, las empresas financieras del mundo, las que hoy viven en algo así como el anonimato porque no sabemos quiénes son las mujeres y hombres propietarios de esas grandes corporaciones. Y, desde luego, el poder político, en el que también se ha modificado el titular del mismo, pues si bien en los tiempos pre-modernos era el príncipe o rey, pasó después, en los tiempos de la modernidad, a ostentar ese poder quien a través de la democracia es nombrado o elegido por la población.  

Hoy, según lo que se ha sostenido por los pensadores de la post-modernidad, ese poder político, en un sistema mundial, lo ostenta el denominado, para algunos autores, como “tecno-populismo”; para otros más, como “tecno- feudalismo”. Pero al igual que del poder económico e ideológico, se desconoce quiénes son los titulares de   carne y hueso. Por ello es que los zócalos de nuestras poblaciones han dejado de tener el protagonismo que en su tiempo tuvieron; hoy se trata de lugares emblemáticos, históricos, turísticos que nos muestran el cambio del mundo y de la humanidad.

 

 

(Web: parmenasradio.org) 

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