Centro Histórico, corazón de nuestro pasado cultural

SABER PROFUNDO 

Jorge A. Rodríguez y Morgado 

 

La belleza perece en la vida, pero es inmortal en el arte. 

Leonardo Da Vinci 

 

¿Sabe usted, amable lector, qué tienen en común Ciudad de México, Puebla, Campeche, Guanajuato, Morelia, Oaxaca, Querétaro, San Miguel de Allende, Zacatecas y San Luis Potosí? Sí, efectivamente, acertó. Tienen en común sus “Centros Históricos”, que por su belleza arquitectónica y su importancia cultural fueron reconocidos y declarados “Patrimonio de la Humanidad” por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), al ser considerados como de valor universal excepcional y que por su grandeza formativa son conservados para las futuras generaciones.  

Un centro histórico es el núcleo urbano original de una ciudad, que conserva edificaciones, espacios y la memoria de su fundación y desarrollo a lo largo del tiempo. Generalmente es la zona de mayor valor y atracción social, económica, política y cultural, caracterizada por contener los bienes vinculados con la historia de una determinada ciudad, a partir de la cultura que le dio origen.  

La riqueza arquitectónica, testimonial, histórica y cultural del centro histórico hace de él un lugar sumamente especial, pues es un punto de encuentro vital para la comunidad, reuniéndola en espacios donde se celebra la vida, se venera lo eterno y se fortalecen los lazos sociales. 

México es un país con una larga historia y cultura. Cada uno de sus monumentos, edificios, zonas arqueológicas y calles es un documento vivo del país y de la gente que los habitó y construyó, ofreciendo una conexión directa con la historia y las culturas que han dado forma al país.  

Los centros históricos de México son la parte más antigua de cualquier ciudad, representan las primeras construcciones de su fundación e incluyen espacios donde se ubican los principales mercados, comercios, oficinas públicas y casas de las familias fundadoras.  

La Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO tiene más de 1,070 sitios inscritos, entre bienes culturales, naturales y mixtos. México cuenta con 36 lugares¹, de los cuales seis bienes son naturales, 28 culturales y dos mixtos.  

El país de América Latina con más reconocimientos en el listado de Patrimonio de la UNESCO es México.  Es el primer país en América (36), seguido por Brasil con 20 sitios, y Perú con 12; mientras que a nivel mundial es la sexta nación con el mayor número de bienes inscritos en la citada lista, por detrás de Italia, España, China, Francia y Alemania. 

Uno de los Centros Históricos más reconocido a nivel mundial por el valor arquitectónico e histórico es el de la ciudad de Puebla, ubicada en el Valle de Cuetlaxcoapan; el origen de esta palabra es náhuatl, y alude al entorno favorable para la vida de las serpientes, por lo que significa “lugar donde las serpientes mudan de piel” o “lugar donde las víboras cambian de piel”. 

Históricamente, Puebla, situada a unos 100 kilómetros al este de Ciudad de México, fue un punto de conexión entre el Puerto de Veracruz y la capital, lo que facilitó su desarrollo comercial y cultural.  

La fundación de Puebla se formalizó el 16 de abril de 1531, en el marco de la conquista y colonización del Nuevo Mundo. Originalmente se llamó Ciudad de los Ángeles, ya que, según la leyenda, fue exactamente trazada por ángeles, por lo cual también se denomina Angelópolis; poco después se llamó Puebla de los Ángeles, y actualmente su nombre oficial es Heroica Puebla de Zaragoza. 

En su primer asentamiento, en el barrio del Alto, se consideraba a esta ciudad como la Nueva Jerusalén, Ciudad Celestial o Ciudad de los Ángeles, descrita en el capítulo 21 del Apocalipsis, según menciona fray Toribio Motolinía. Esta utopía fue fomentada por los primeros franciscanos que arribaron a la Nueva España, cuando se fundó la Ciudad de los Ángeles. 

El gran número de edificaciones construidas en la ciudad ha hecho que su patrimonio sea considerado en diferentes momentos. Este valioso patrimonio arquitectónico, conservado por más de cuatro siglos, le ha merecido a Puebla ser nombrada “Relicario de América”. 

El primer momento fue la “Declaratoria de Monumentos Históricos” el 18 de noviembre de 1977 por la Presidencia de la República, en la cual se indica que la zona de monumentos históricos comprende un área de 6.99 kilómetros cuadrados y está formada por 391 manzanas que comprenden 2,619 edificios con valor histórico construidos entre los siglos XVI y XIX. 

El segundo momento se debe a que el centro histórico de la ciudad de Puebla es uno de los más ricos y con mayor arquitectura del continente americano; el 11 de diciembre de 1987 fue declarado “Patrimonio Cultural de la Humanidad” por la UNESCO. 

La traza reticular de la ciudad fue diseñada con principios renacentistas, y, entre sus numerosos inmuebles, destacan algunos de estilo Neoclásico y Barroco Poblano, que lucen en su fachada una delicada combinación de ladrillos entrelazados (petatillo) con azulejos de talavera y relieves artísticos en argamasa blanca.  

Varios edificios del centro histórico poblano fueron gravemente dañados tras el terremoto de 1999, y posteriormente reparados; sin embargo, algunos de ellos volvieron a sufrir daños durante el terremoto de 2017. 

Lo invito, amable lector, a visitar el centro histórico de Puebla, pletórico de arquitectura barroca, así como de un rico patrimonio cultural, reflejado en su gastronomía, artesanía, y en un invaluable acervo histórico, además de ofrecer una experiencia viva de leyendas y tradiciones. 

 

 

Referencia 

  1. https://whc.unesco.org/es/list/?iso=mx&search=& 

 

 

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jarymorgado@yahoo.com.mx 

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