¿Imágenes o textos?
SOCIOLOGÍA DE LA SUPERVIVENCIA
Silvino Vergara Nava
“La información visual no ofrece
ninguna resistencia.
Es suave, rápida, efímera.
No exige ningún
esfuerzo interpretativo.”
Byung-Chul Han
Se acabaron las tiendas de revelado de fotografías, aquellas a las que hace 30 años o más, había que acudir a que se revelaran los rollos de las cámaras fotográficas y que tardaban lo que ahora tarda un estudio concienzudo de un laboratorio clínico, con la salvedad de que muchas de esas placas fotográficas de aquellos tiempos no podían revelarse, o bien su calidad era muy deprimente. Sin embargo, ahora es tan fácil contar con una cámara fotográfica, que cualquiera puede tomar una fotografía, incluso desde su propio celular, en cualquier momento y de cualquier suceso; es más, en la actualidad resulta que se pueden diseñar, modificar, transformar las fotografías; vivimos en un mundo de fotografías, en un mundo de imágenes, que han sustituido la lectura, la escritura, el documento impreso con textos, con datos; hoy lo que tenemos son, sencillamente, imágenes.
Y ésa es la sensación de hoy, y la acción es mirar, nadie lee, ocasionalmente se hacen lecturas cortas, ideas cortas, sin profundizarse, por ello es que cualquiera opina, se atreve a formular comentarios sin conocer el fondo de los temas o de los problemas, es decir, sin sustento alguno; han quedado atrás las grandes obras literarias de más de 500 páginas, es imposible que se pueda publicar un libro de texto de esa magnitud, salvo que se trate de los autores consentidos de una editorial, con la salvedad de que se desconoce si es que se podrá comercializar ese trabajo como se tenía presupuestado, pues los costos, de encontrarse en una librería, en un librero de venta, representan algo que posiblemente no se pueda recuperar, ya que será indiscutiblemente imposible que se pueda vender un libro de esas dimensiones, pues ahora se debe de sustituir la lectura volumétrica por lectura corta, y sobre todo por imágenes, hoy más que nunca pareciera que vale ese dicho de los antiguos: “la imagen dice más que mil palabras”.
En el plano académico ése es el problema principal: se enseña con imágenes, no hay forma de que se eduquen los alumnos si no es con imágenes; un profesor, un conferenciante que no acudan a nivel licenciatura o postgrado con un material visual para su exposición, dejan mucho que desear, no es un buen profesor, no es una buena conferencia o sesión, y por ende, queda en el olvido de las contrataciones y renovaciones de las universidades, porque el no contar con un trabajo visual es sinónimo de no haber preparado esa conferencia, clase o sesión.
El problema de ese tipo de estudios, sustentado en simples imágenes y ahora más con los medios tecnológicos, es que deja al alumno sin escribir, sin tomar notas; se conocen muchas universidades y preparatorias o bachilleratos que de plano ya no exigen una libreta, menos desde luego un libro, todo es en computadora y con imágenes, pues a lo que apela y reclama ese alumno es a contar con esa imagen de la clase, un material visual, y con ello se da más que por bien servido. Incluso, ¿cuántas ocasiones se ha escuchado que se venden los materiales de alguna materia o curso? ¿O bien, que se solicita el material de algún curso, atendiendo a que no se pudo acudir al mismo? Con eso, muchos se quedan más que satisfechos a pesar de no haber tomado o participado en el curso. En resumen, el mundo es hoy de imágenes.
El problema de las imágenes y de paso las fotografías es que no son suficientes para el desarrollo del intelecto humano, de la educación; muchas de las ocasiones se queda estático con la imagen, no dimensiona; sin embargo, la lectura permite el desenvolvimiento de la mente, algo que no se puede con la simple imagen.
Claro, la imagen, y particularmente la fotografía, no son algo que en la educación debamos erradicar, pero sí por lo menos complementarlo con textos, con lecturas; es muy importante observar las fotografías que permiten comprender mejor los textos. Por ejemplo, estudiar sobre la historia, siempre es importante complementarlo con imágenes; así se conformó la historia monumental de este país, es decir, la dictada por órdenes del sistema gubernamental a sus historiadores; basta con recordar, por ejemplo, según dice la historia paralela de las leyendas, que Benito Juárez para las fotos con algunas personalidades usaba un banquito a fin de nivelar su estatura con los otros personajes; o bien, el caso de Porfirio Díaz, de quien se dice que para las fotos “oficiales” lo “blanqueban”, según con maquillaje o talco; dicho sea de paso, de estos dos personajes de la historia ha quedado en la misma la tradición de que exista una fotografía del presidente en cada una de las oficinas de la administración pública. Pero el caso más emblemático puede ser el de Maximiliano de Hasburgo, quien con la intención también de forjar esa historia monumental, esa manera de unificar una nación, envío a pintores de rostros a Guanajuato para que pudieran reproducir el rostro del sacerdote libertador de México, Miguel Hidalgo y Costilla, pues no existía imagen alguna de este personaje de la historia de la nación. Por ello, el rostro, la fotografía, la imagen con que se cuenta de quien murió fusilado y después fue decapitado, no es el rostro real, es simplemente una imagen descrita por los que lo conocieron o contaron de él. Por eso resulta tan importante compaginar el texto con las simples imágenes, ya que en este mundo tecnológico y de las imágenes, “A la imagen le faltan mil palabras.”
(Web: parmenasradio.org)
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