1984, una historia antidemocrática

Libros

Miguel Campos Ramos 

 

 

Escrita a lo largo de los años 1947 y 1948, y publicada en 1949, la celebrada novela 1984, del británico George Orwell (cuyo nombre real fue Arthur Blair), es quizá la más antidemocrática de las obras literarias que se han escrito. 

Antidemocrática no porque la novela lo sea (pues si algo tiene es que fue y sigue siendo muy popular), sino por el tema que trata: un gobierno totalitario controla la vida de sus ciudadanos, es decir, un gobierno antidemocrático.  

Se trata de una novela a la vez distópica y utópica.  

Distópica porque advierte acerca de una sociedad controlada en todas sus formas por un gobierno que vigila permanentemente a sus ciudadanos, sin permitirles una sola desviación en sus conductas, y mucho menos alguna que tenga visos de atentar contra las normas del sistema. 

Y utópica porque trata de un gobierno que, bajo el señuelo del bien común para todos, ejerce un control férreo, dictatorial, incluso mediante castigos, presuntamente para mantener un estado social perfecto que les permita a todos vivir felices y convivir sin problemas, claro, gracias al adoctrinamiento. 

Este mecanismo de adoctrinar se da vía la Policía del Pensamiento, que lo que hace es realizar especies de lavado de cerebro a quienes son disidentes, pero acaban “curados” al abjurar de sus pretensiones rebeldes y volverse adoradores incondicionales del Gran Hermano, líder máximo e invisible de ese gobierno. Tal es el caso del protagonista, Winston Smith, y de una chica llamada Julia, de la cual se enamora. Al ser descubiertos como disidentes, son detenidos y “curados” una vez que se “desenamoran”. 

Por cierto, uno de los grandes logros de Orwell fue haber considerado que el idioma es sin duda el mejor medio de adoctrinamiento, pues el gobierno crea una “neolengua” que todo lo simplifica, basándose en que lo que “no se nombra no se piensa”. Un ejemplo de muestra: la palabra “oscuridad” podía ser sustituida por “inluz”, y a su vez “luz”, por “inoscuridad”. De este modo se pierden los matices y los sinónimos y todas las variantes lingüísticas, que son precisamente las que activan el pensamiento y la creatividad. 

Esta novela le dio a Orwell una gran celebridad. Sólo hay un detalle: no es del todo original, pues existe un antecedente, una novela llamada Nosotros, del escritor ruso Yevgueni Zamiatin, escrita en 1920 pero no publicada en Rusia, por cuestiones de censura, hasta 1988, y en la cual, según llegó a admitir, Orwell se había inspirado. 

Sin duda, ambas son novelas incómodas que advierten de los peligros de la existencia de un Estado totalitario y de la falta de democracia (tema de Sibarita La Revista este mes), y que deberían de leer todos los políticos o aspirantes a serlo. 

Dicho sea de paso, con tanta cámara por todas partes mediante las cuales se vigila a los ciudadanos, así como por los controles vía internet gracias al uso y hasta mal uso de datos personales, nuestra actual sociedad se parece ya mucho a la descrita en 1984 por George Orwell.   

 

 

 

caposramos@outlook.es 

@miguelcamposr15 

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