8 platillos, 8 películas para abrir el apetito

Este mes celebramos en Sibarita La revista, a la gastronomía, y para ello recomendamos 8 cintas que son un verdadero manjar tanto en cinefilia como a la hora de hacernos babear ante la gran pantalla.

¡Buen provecho!

1.- El Spaghetti a la boloñesa en La Dama y el Vagabundo

Un enorme plato de spaghetti a la boloñesa se convierte en el pretexto perfecto para que Golfo y Reina, dos caninos de clases sociales distintas, sellen su romance con un beso en una de las escenas más románticas y tiernas que ha dado el cine.

Por algo los clichés son clichés. Esta cinta de 1955 quizá sea una de las obras menores de Disney, pero dejó quizá el momento más legendario que nos ha dado el genio de esta productora, uno que ha sido imitado y parodiado sin que nunca nos cansemos de él.

2.- Codornices en pétalos de rosa en Como agua para chocolate

Basada en el best seller de Laura Esquivel, esta cinta de Alfonso Arau deja un poco al lado el aroma de realismo mágico de la obra para centrarse en la cocina como un acto de comunicación donde nuestros más profundos deseos quedan expuesto en la atención y cuidado ante el platillo.

Lejos de destacar la complejidad del platillo, estas codornices se convierten en una muestra de pasión que acaba seduciendo a los comensales, dando sabor al anhelo e inocencia de Tita. Una alquimia que se transmite por el paladar. Como un beso. Como el amor.

3.- La salsa de tomate en El Padrino

“Mira, empiezas con un poco de aceite. Después fríes algo de ajo. Luego echas tomates, pasta de tomate y lo cocinas todo, asegúrate de que no se pega. Dejas que hierva, añades tus salchichas y tus albóndigas, ¿eh? Y un poco de vino. Y un poco de azúcar, ése es mi truco.”

Uno de los momentos más tiernos en una cinta que no se caracteriza por tener muchos, este momento en el cual Clemenza decide enseñarle a Michael algo de cocina es quizá uno de los momentos donde nos percatamos de la humanidad que conserva uno de los personajes más escalofriantes que ha dado el séptimo arte. Uno donde además vemos a su Director rendir tributo a sus raíces italianas y a esas recetas que se pasan de generación en generación.

“Quizá algún día tengas que cocinar para 20”. Aaaa, si tan sólo supieran.

4.- Hot dogs a la cerveza con chilli en El Irlandés

En el cine de Martin Scorsese siempre ha existido una relación entre la comida y la idea de poder; ya desde Toro Salvaje la atención del Director a la comida como extensión del personaje había quedado patente, pero es en esta breve escena que a través de un pequeño detalle nos pinta de cuerpo completo a una de las figuras más controvertidas que ha dado la política estadounidense.

El polémico y temible Jimmy Hoffa podrá tener en su bolsillo a políticos y al sindicato a sus pies, pero aún con tanto poder no puede resistirse a unos hot dogs infusionados con cerveza, aquellos que de los años 50 a los 70 convirtieron a los Restaurantes Lum’s en unos de los más populares de la clase obrera.

5.- El Sushi en Isla de perros

El cine de Wes Anderson siempre ha sido un agasajo visual, uno donde la atención al detalle es una obsesión que se ha convertido en el sello personal del excéntrico director.

Isla de perros es quizá la cinta más peculiar de este realizador, pero es la que también contiene quizá el mayor acto de amor y paciencia de su filmografía: la legendaria escena del sushi, donde vemos los pormenores de su preparación y deleite, le llevó nada más y nada menos que 32 días de rodaje, esto para retratar sólo 40 segundos que nos bastan para ver la belleza y el arte detrás del plato.

6.- El Menú de la posada de los Dioses en El viaje de Chihiro

Nadie como Hayao Miyazaki para retratar la comida en el cine, y si bien es difícil escoger sólo una delicia dentro de su filmografía, nos quedamos con ese banquete maldito que acompaña a Chihiro en un viaje fantástico a través del mundo de los espectros y tradiciones japonesas.

Metáfora de la burbuja de opulencia económica que vivió Japón en los años 80 que posteriormente explotó llevando a esta nación a una crisis económica brutal; en la mesa sobran pretextos para la gula que condena a los padres de la protagonista: estómago de cordero, onigiri, bolas de taro, Konpeito… son sólo algunas de las delicias que nos muestran la seducción de la comida tanto como señal de opulencia como herramienta de manipulación.

7.- El festín en El festín de Babette

Esta cinta de 1987, más que ser una simple cinta (y la favorita del Papa Francisco) es una especie de contraseña entre cinéfilos y amantes de la buena vida que reconocen en la hermosa decadencia del festín final un paraíso gastronómico donde el éxtasis de los comensales se convierte en un anhelo para el espectador.

La moral extrema de los residentes del pueblo al cual Babette decide agasajar queda hecha pedazos ante un menú de éxtasis, uno que contagia de la vitalidad de la protagonista al conservador pueblo al que llega: sopa de tortuga acompañada por un vino amontillado, caviar acompañado de un Veuve Clicquot de 1860, ensalada de endivias, nueces y lechuga con vinagreta francesa, quesos, frutas y pasteles en una orgía visual que nos hace abandonar la cinta con unas ganas de comerse el mundo. A bocados grandes.

8.- El Timpano de Big Night

Pequeña obra maestra del cine independiente (además de dueña de uno de los finales más tiernos y reales que ha dado el séptimo arte), esta historia de dos hermanos conflictivos y conflictuados intentando resolver sus diferencias al mismo tiempo que buscan rescatar su restaurante, siempre mantiene un ojo en el corazón y el otro en el paladar.

Entre las muchas delicias que desfilan ante nuestros ojos, una es la que destaca sobre todas: el Timpano, “Una de las cosas más importantes del mundo”, declara el Chef Primo para referirse a este monstruoso pay de pasta con salami, huevos cocidos y albóndigas, uno capaz de romper la tensión de la escena y envidiar esa frase de Pascal: esto está tan bueno que podría matarte.

¡Bon apetitte!

Agustín Ortiz

joseagustinortiz86@gmail.com