El amor y la gastronomía

Nunca se me ha ocurrido pensar en comida, cocina o bebidas, sin pensar inmediatamente en el amor. Amor por un familiar, por la madre, el padre, el hermano, la hermana,  los primos, por los parientes cercanos y lejanos, por los amigos desde la infancia o los adquiridos en los diferentes niveles escolares, hasta los que se obtienen en el ámbito laboral. Cocinamos o compartimos los alimentos con las personas que más apreciamos, y al hacerlo, siempre hay amor de por medio.

Desde la ocasión más sencilla, hasta la más elaborada y compleja, al compartir, estamos experimentando un acto de amor.

Podemos pasar largas horas en torno a una mesa compartiendo con nuestra gente  los alimentos y bebidas, coincidiendo y difiriendo en diferentes temas, pero siempre acompañados de una bebida o de una comidita.

Cuando nos preparamos para recibir a alguien en casa, no podemos pensar en un acto más noble que cocinar o preparar todo el entorno para compartir.

Y cuando es en pareja, el cuidado y esmero se vuelve aún mayor: escoger cada platillo, bebida, los platos y cubiertos, y también el lugar ideal para disfrutar junto a la persona amada.

Los momentos más importantes de la vida, el nacimiento, el bautizo, la graduación de kínder, primaria, secundaria, prepa y todos los niveles universitarios, la boda, los éxitos profesionales, ventas, compras, uniones, y hasta los hasta luego… siempre son en torno de la gastronomía.

En esta entrega quiero decir sólo esto: la gastronomía es amor.

 

 

Daniel Parra

@candinga

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