El jardín de las delicias
Nuestro colaborador Jorge A. Rodríguez y Morgado, además de excelente articulista, también cultiva la poesía. Ofrecemos una muestra de su producción lírica.
EL JARDÍN DE LAS DELICIAS
El Bosco dejó plasmado
en un tríptico de madera
lo que pensaba del mundo
visto muy a su manera.
Regias son sus dimensiones,
dos veinte metros de altura,
por tres noventas de ancho,
espacio muy apropiado,
para plasmar su pintura.
Si el tríptico está cerrado
se puede sin dilación
apreciar con gran detalle
el tercer día de creación.
En la parte exterior
dos hojas son abatibles
con la imagen del Señor
y del mundo conocible.
Dios observa desde lo alto,
con su corona y un libro
planeando una vida plena
libre y con gran equilibrio.
En uno de los tableros
se aprecia esta inscripción
“Él lo dijo y todo fue hecho”,
con una resuelta acción.
En el del lado derecho
está sentencia está escrita
“Él lo ordenó y todo fue creado”
y la Tierra fue bendita.
En el interior miramos
tres escenas increíbles
que nos muestra el paraíso,
el placer y un fin terrible.
En el tablero izquierdo
aparece Adán y Eva
permitiéndole el Señor
lograr una vida nueva.
Se ve el árbol de la vida,
así, el del conocimiento,
un drago, con su poder,
y muchas aves al viento.
Se ve también la serpiente,
un búho dentro de una fuente,
el cisne muy reluciente,
que nos despiertan la mente.
Animales naturales,
mitológicos también
aparecen en la escena
todo en orden y muy bien.
En el tablero del centro
un jardín se representa
llamado de las Delicias
excesos y mucha afrenta.
Sexo, placer, desnudez
del tablero es el tema
exceso y madroño ves
con profundo y amplio esquema.
Amor, erotismo y lujuria,
se ve por todo el tablero,
símbolos de la tentación,
en ambiente muy fiestero.
El panel derecho expresa,
al infierno en su apogeo,
después de mucha delicia,
se encuentran con lo más feo.
El demonio aparece,
entre muchos intereses
son muchos los pecadores
que padecerán con creces.
Reciben su merecido,
por los excesos pasados,
y según lo disfrutado
ellos serán torturados.
Juego, lujuria, avaricia,
la música y el alcoholismo
vicios del que disfrutaron
provocando pesimismo.
En el infierno se aprecia
la dualidad frio-calor
y con plena alegoría
tanto del odio y el amor.
Cornelis Cort retrató
a este singular pintor
dejando en un epigrama
todo por lo cual pasó.
“Con esos ojos atónitos,
y esa palidez del rostro,
viste acaso los fantasmas”
es por ello que me postro.
No nos queda alguna duda
que el Bosco fue extraordinario
dejó plasmada en esta obra
su genio y don visionario.
Jorge A. Rodríguez y Morgado
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