Chin Chin el Teporocho, de Armando Ramírez
LIBROS
Miguel Campos Ramos
“Cuando ciertos amigos en ciertas ocasiones cuentan ciertas cosas en ciertos momentos se establece una cierta comunicación intima muy identificándonos muy camelot (…)”.
No, no he escrito mal este fragmento inicial de la novela Chin Chin el teporocho, de Armando Ramírez. Simplemente así está escrito.
Se trata de una novela muy singular, escrita por un autor cuya formación literaria fue autodidacta, de ahí sus carencias gramaticales. Pero además, la novela trata de un personaje iletrado llamado Rogelio, habitante del barrio bravo de Tepito, que tras aficionarse al trago (primero cervezas, luego tequila), acaba consumiendo precisamente teporochas (bebidas a base de alcohol de 96 grados con refresco de tamarindo), y finalmente en un alcohólico.
Es una historia de amor y desamor entre el joven Rogelio y Agnes, una chica agraciada hija de un comerciante dueño de una tienda de ultramarinos, que por eso, sin ser adinerada, forma parte de un nivel social más elevado. Rogelio en cambio está inmerso en un ambiente hostil, de bajo nivel social, que finalmente lo vence y lo arrastra a la derrota.
Estilísticamente, Armando Ramírez recurre a una técnica no muy original, pero efectiva, si se sabe emplear como él lo hizo: transcribir las palabras del protagonista, tal como se las dice, con disparates y todo.
Publicada en 1972, en 1976 se convirtió en una película, cuyo guion lo escribió el propio Armando Ramírez, quien empezó a hacerse notar como escritor y promotor cultural.
A partir de ahí, siguió escribiendo y llegó a publicar una veintena de libros, entre ellos la novela Noche de Califas (1983).
Por cierto, nacido en el barrio de Tepito, fundó un colectivo que denominó Tepido Arte Acá.
La magia de esta novela es su espontaneidad, pero también la tragedia social que narra, tan arraigada en nuestro país en grupos sociales de baja escolaridad o en condiciones económicas difíciles.
Este libro hizo tan popular a Armando, que le permitió dedicarse al periodismo, escribiendo en medios muy importantes y participando en programas de televisión con reportajes. Lo recordamos colaborando en el programa “Para gente grande”, que conducía Ricardo Rocha, sin duda fue uno de los programas de divulgación más importantes y recordables de la televisión mexicana. Por cierto, armando popularizó una frase muy mexicana con la cual rubricaba sus colaboraciones: “¿Qué tanto es tantito?”
Pues sí, ¿qué tanto es tantito, si dedicamos un poco de nuestro tiempo a leer esta novela, que por cierto no es muy extensa y que además de conmovernos nos va a entretener y a ilustrarnos acerca de un México urbano que se niega a desaparecer.
Armando Ramírez nació el 7 de abril de 1952, y murió el 10 de julio de 2019. Lo recordamos y recomendamos hoy, por haber sido un gran promotor y defensor precisamente de la cultura popular, tema central de este número de Sibarita la Revista.
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