“Hamlet” y “El rey león”

LIBROS 

Miguel Campos Ramos 

 

 

¿Quién no ha oído o dicho la celebérrima frase “Ser o no ser…”, cuando de tomar una decisión trascendente se trata? 

Hay quien incluso se atreve a citarla en inglés, “To be or not to be”, dada su facilidad. 

Estas palabras forman parte de un parágrafo (párrafo) más extenso, puesto en boca del príncipe Hamlet, personaje central de la tragedia del mismo nombre escrita por William Shakespeare: “Ser o no ser, he ahí la cuestión (en algunas traducciones, “he ahí el problema”). Lo dice cuando, lleno de dudas, deja entrever que incluso podría quitarse la vida. 

Y no es para menos: ha sido víctima de un ultraje y de una traición: nada menos que su tío asesinó a su padre, y no conforme con ello, se quedó como esposo de su madre y con el rey. 

Esta trama, por cierto, es la misma que la de la conocida película de Disney “El rey león”, ¿la recuerdan? 

Aunque “Hamlet” en realidad no es un libro, sino una obra escrita para ser representada en un teatro, lo cierto es que como muchas otras (gracias a lo cual hoy se conocen) fue afortunadamente impresa y por lo mismo difundida y representada por grupos teatrales diversos, además de la propia compañía de la que Shakespeare era dueño. Por esta razón la comento hoy en esta sección de LIBROS, dado que nuestro número de Sibarita está dedicado al teatro. 

Pero el comentario tiene mayor razón de ser. “Hamlet” es quizá la obra del cisne de Avón, como se le conocía a Shakespeare por su lugar de nacimiento (Stratford-upon-Avon, Inglaterra), más adaptada al cine y la televisión. Aunque las cifras no son precisas, han calculado unas 200 versiones diferentes, incluida, como ya lo mencioné, la realizada para la película “El rey León”. 

Según los biógrafos de Shakespeare, la obra fue escrita cerca del año 1600, o probablemente ya dese 1598 la había empezado. Y aún hay quien señala que la escribió en 1601, a juzgar por las fechas en que empezó a ser representada. Lo que sí señalan con precisión es que se imprimió y se publicó en 1603. 

Un par de datos curiosos son los siguientes:  

El tema no fue original de Shakespeare. Sino que ya había existido una obra con tal nombre, un par de décadas antes, atribuida al dramaturgo inglés Thomas Kyd. 

El segundo dato es que tampoco la versión de Kyd es original, sino que está tomada de una tragedia real (en ambos sentidos, de realidad y de realeza) ocurrida en Dinamarca siglos antes, aunque en esa versión histórica, el rey, que después es asesinado por su propio hermano para quedarse con la mamá del príncipe danés, había asesinado al primer marido de ésta. Y luego el nuevo rey manda al príncipe a Inglaterra, con la orden de que lo asesinen, pero le falla el plan, y el príncipe logra sobrevivir y después, haciéndose pasar por loco, cobrar venganza. Shakespeare lo que hizo fue adaptarla, quitar el primer asesinato, imprimirle su estilo poético tan propio y dejarla para la inmortalidad. 

No sólo recomiendo leer “Hamlet”, por su poesía, por su tremenda actualidad, pues su tema es la venganza, o porque sea una obra eminentemente política; sino recomiendo además ver alguna representación en escena de la misma y no conformarnos con sólo una película o una adaptación televisiva. 

  

 

 

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