El teatro como manifestación interna del Ser

SABER PROFUNDO 

Jorge A. Rodríguez y Morgado 

 

 

“El teatro es poesía que se sale del libro para hacerse humana”, 

Federico García Lorca (1898-1936) 

 

 

Una de las actividades artísticas que la humanidad ha desarrollado desde la más remota antigüedad es el “Teatro”, con la intención de comunicar emociones, sentimientos e ideas de forma masiva. El teatro como forma de arte proviene específicamente de la Grecia antigua. 

Eso no significa que no hubiera antecedentes importantes en culturas anteriores. En Egipto, por ejemplo, era común en el Imperio Medio (2061 – 1785 a. C.) la presencia de actores que, disfrazados con máscaras, relataban los mitos fundacionales de la muerte y resurrección de Osiris. 

La cultura griega utilizaba el teatro como una herramienta de educación religiosa y ciudadana, poniendo en escena sus mitos y leyendas, además de sus célebres tragedias y comedias. Este arte escénico adquirió gran relevancia en la sociedad a lo largo del tiempo. 

El término teatro proviene del griego “theatron”, que a su vez deriva del verbo “theaomai” que significa “mirar” o “contemplar”. Literalmente significa “lugar para ver”. Los antiguos griegos, considerados los pioneros en el arte teatral, utilizaban este término para referirse a los espacios al aire libre donde se llevaban a cabo las representaciones dramáticas. 

En el teatro griego, las máscaras jugaban un papel importante, ya que además de proyectar el sonido de sus voces, servían para representar expresiones faciales (emociones) alegres, graves o trágicas, con rasgos exagerados; ellas permitían a los espectadores distinguir el rol de los personajes, puesto que los actores representaban varios papeles y se ponían una máscara para cada uno.  

El término griego prósopon significa la “máscara teatral” de los antiguos foros griegos y se lo asocia, también, con el individuo que ella representa. En la antigua Roma, los actores teatrales usaban también máscaras para encarnar a diferentes “personajes”. De ahí que la palabra “persona” (del latín personalitas) ha llegado a significar “máscara”, que se usa para mostrarse al mundo de acuerdo con los roles que se tienen en la vida.  

La máscara puede permitir que el ser humano encubra su propio yo y asuma características de otros.  

Aristóteles, en su Poética, expone que los griegos antiguos consideraban el teatro “un lugar en el que podían purgarse las pasiones bajas del ser humano, a través de la puesta en escena de situaciones conmovedoras”. Este proceso era llamado “catarsis”, y garantizaba que salieran del teatro mejores ciudadanos de los que entraban. 

El teatro ha experimentado, a lo largo de los siglos, diferentes etapas y transformaciones, adaptándose a los cambios culturales y sociales de cada época. Esta forma de expresión artística ha sido clave en la reflexión sobre la condición humana y en la transmisión de valores y emociones a través de la escena. 

Desde tiempos antiguos suele hablarse de géneros teatrales, como: a) Tragedia, que, según Aristóteles, es el género que representa a los seres humanos mejores de lo que son, para así luego mostrar su caída en desgracia; b) Comedia. Aristóteles lo definía como un género que representa a los seres humanos peores de lo que son, para así poder reírse de ellos y más cuando la burla está dirigida a los poderosos; y c) Tragicomedia o “drama”, punto intermedio entre tragedia y comedia. 

Entre algunas de las obras de teatro más conocidas de todos los tiempos¹ tenemos: Edipo rey, de Sófocles; La orestíada, de Esquilo; Medea, de Eurípides; Lisístrata, de Aristófanes; Hamlet, de William Shakespeare; La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca; Fuente Ovejuna, de Lope de Vega; Don Juan Tenorio, de José de Zorrilla; El enfermo imaginario, de Moliére; Fausto, de J. W. Goethe; El jardín de los cerezos, de Antón Chéjov; La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca; y Esperando a Godot, de Samuel Beckett, todas ellas grandes puestas en escena con mucha aceptación de la sociedad. 

Ha sido tanta la influencia del teatro en la humanidad, que en 1961 el Instituto Internacional del Teatro (ITI), con el apoyo de la UNESCO, instauró, para celebrarse anualmente, el 27 de marzo como “Día mundial del teatro”, buscando promoverlo en todas sus formas alrededor del mundo. El día 27 de marzo se eligió en conmemoración de la apertura de la temporada 1962 del Teatro de las Naciones en París, un evento que simbolizó el espíritu de colaboración y unidad en las artes escénicas. 

Vivimos en un escenario, amable lector, juguemos, pues, nuestro mejor papel, con máscara o sin ella, para salir avante en nuestra obra de teatro en la cual nos ha tocado actuar.  

 

 

Referencia: 

  1. https://concepto.de/teatro/#ixzz8kmPZunZn 

 

 

Twitter @jarymorgado 

jarymorgado@yahoo.com.mx 

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