Poesía para no expertos

Luis Antonio Godina Herrera 

 

 

El Diccionario Crítico Etimológico Castellano e Hispánico de Corominas y Pascual, establece que la palabra poeta proviene del latín poeta y ésta a su vez del vocablo griego antiguo ποιητής, que significa: orfebre, hacedor, creador, autor.  Por su parte, el Diccionario Español de Sinónimos y Antónimos de Sáinz de Robles, señala como sinónimos de la palabra literatura a términos como: inspiración, musa, bellas letras, buenas letras, lenguaje, retórica, poética, entre otros. Estamos entonces frente a una relación simbiótica: cuando hablamos de poesía hablamos de literatura y cuando hablamos de literatura, bien podríamos estar hablando también de poesía. Un novelista, por ejemplo, también es un orfebre, un creador, un autor. 

Las letras conforman un todo y las partes de ese todo son la poesía y la literatura. En la obra que funda la novela moderna, El Quijote, Miguel de Cervantes define de manera bella a la poesía: 

La poesía, señor hidalgo, a mi parecer, es como una doncella tierna y de poca edad, y en todo estremo hermosa, a quien tienen cuidado de enriquecer, pulir y adornar otras muchas doncellas, que son todas las otras ciencias, y ella se ha de servir de todas, y todas se han de autorizar con ella; pero esta tal doncella no quiere ser manoseada, ni traída por las calles, ni publicada por las esquinas de las plazas ni por los rincones de los palacios. Ella es hecha de una alquimia de tal virtud… 

Asimismo, en el célebre discurso sobre las armas y las letras Cervantes privilegia las primeras sobre la segunda, pero lo hace usando paradójicamente a las letras. En tal virtud, hagamos una sola ecuación en donde confluyan ambos componentes, que en realidad son uno, pues tienen que ver con la descripción de la realidad, con la vinculación entre el alma y la belleza. Revisemos para comprobar lo anterior el Soneto 106 de William Shakespeare, del cual el premio Nobel J. M. Coetzee sostiene que “es uno de los homenajes más encantadores a la belleza de la persona amada que jamás se haya escrito.” 

 

Cuando en la crónica de tiempos idos 

veo que a hermosas criaturas se describe 

y que embellece la belleza viejas rimas 

que a damas muertas e hidalgos encarecen,  

 

entonces, cuando alaban la dulce belleza  

de pie, de mano, labio, frente y ojo,  

veo en su antigua pluma que expresar desea 

la gran belleza que tú ahora tienes. 

 

Así sus alabanzas son apenas profecías  

de este nuestro tiempo y a ti te prefiguran,  

mas sus ojos, que solo adivinarte conseguían, 

 

incapaces fueron de cantar tu hermosura. 

Y nosotros, que el presente contemplamos  

con ojos arrobados, para alabarte somos mudos. 

 

Una muestra más de esa riqueza que las letras nos dan es el siguiente poema de Paul Verlaine, titulado Canción de Otoño y que no puede ser más propicio para la estación en la que nos encontramos: 

 

Largos sollozos 

de los violines 

  que otoño afina 

hieren el alma 

de una incurable  

  melancolía. 

 

Agonizando, 

lívido, cuando 

  suena la hora, 

recuerdo aquellos 

días más bellos 

  y mi alma llora. 

 

Viento nefando 

va así arrastrando 

  mi vida incierta, 

aquí y allá, 

tal como va  

  la hoja muerta. 

 

Estas dos muestras, señalan la posibilidad de la poesía como la creación de una realidad paralela y la distingue como uno de los pilares señeros de la literatura. Quienes pasamos por la aulas de la secundaria y la preparatoria, deberíamos rendir un homenaje a nuestras maestras y maestros de español o literatura. En mi caso, dejaron una honda huella. Gracias a ellas, en buena medida la poesía me sigue y la sigo. 

 

 

Twitter e Instagram: lgodina   

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