La literatura, un posible remedio
EDUCARSE ILUSTRA
Éricka E. Méndez Otega
Si no te gusta un libro, no lo leas;
si no te gusta leer, no lo hagas.
La lectura no es una moda,
es una forma de felicidad
y no se debe obligar a alguien
a ser feliz.
Jorge Luis Borges
Literatura, la más bella de las bellas artes y la posible solución a muchos de los problemas que aquejan a una sociedad como la nuestra, que prefiere ver el futbol antes que leer un buen libro. Atendiendo a la frase: la palabra conmueve, el ejemplo arrastra, el infante hará lo que vea a sus padres hacer. Si sus padres ven el futbol, el infante también; si hay violencia, él será violento; si mienten, él mentirá; si delinquen, él será un delincuente. Pero si sus padres escuchan buena música, el niño se inclinará por algún instrumento musical; si observa valores será una persona íntegra; si ve a sus padres leer y, a su vez, ellos le leen, sin duda alguna será un gran lector que tendrá su mente ocupada en el misterio, la ciencia ficción, la fantasía, el amor, los detectives, el terror.
Es decir, pensará en cómo resolver cada situación que se le presente, según lo que haya leído en UN LIBRO o por lo menos recordará qué hizo tal personaje cuando vivió una situación similar y posiblemente hasta disfrute desenmarañar el problema como el escritor lo hizo; de esta manera no tendrá tiempo de pensar en cosas superfluas, no se ocupará en hacerle daño a los demás y lo primero que hará cuando tenga un dinero extra es acudir a la librería y comprar uno de los libros que tiene en su larga lista de espera.
Si la literatura no está presente en la casa de los infantes, no hay de qué preocuparse, en la escuela sí… bueno, la verdad es que tampoco, y eso sí preocupa. Mientras las bibliotecas de las escuelas se sigan ocupando como un lugar de castigo, la literatura dejará de interesarle al estudiante pues éste entenderá que la lectura es la consecuencia de un mal comportamiento. Mientras los docentes no fomenten la lectura en sus alumnos poniéndoles el ejemplo, nunca lo harán sabiendo que el que los está educando no lee. Mientras los programas de estudio de educación básica no incluyan la Literatura como una disciplina, los estudiantes pasarán al siguiente nivel, la educación superior, con nulos conocimientos de la misma.
Por lo tanto, es preciso un cambio radical en el trato de una de las bellas artes que, por lo menos en México, se ha dejado castigada en un rincón. Tomando en cuenta que el índice de lectura, según la UNESCO, ubica a México en el lugar 107 de 108 países, habría que replantear lo que la Nueva Escuela Mexicana (NEM) considera: “la comprensión lectora es un desafío para desarrollar un pensamiento crítico y reflexivo en los estudiantes. Los docentes deben generar estrategias de enseñanza que reconozcan la comprensión lectora como una herramienta para promover el desarrollo de un pensamiento crítico, analítico y reflexivo, y una actitud participativa en los estudiantes, lo que trasciende en la transformación social y en el ejercicio responsable de la ciudadanía”.
La interrogante es: ¿cómo se lograrán estos objetivos con el ínfimo interés que tienen los estudiantes de primaria y secundaria, al igual que muchos docentes de esos niveles, en el ejercicio y práctica de la Literatura?
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