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Museo interactivo William Shakespeare

Fotografía de una de las pantallas del “Interactive Museum Shakespeare” en Verona, Italia, tomada de la página oficial del museo, año 2022. 

 

 

MUSEOS 

Eduardo Pineda  

 

 

Verona, Italia, 1597.- Dos jóvenes mueren tras intenso amor, tras irreconciliable riña entre familias, los Montesco y los Capuleto; tras la discriminación por el status económico, por ser de diferente clase social, por no poder enfrentar la vida estando uno sin el otro.  

Era Europa, era el Renacimiento y era la pluma y la tinta del máximo prodigio de las letras anglosajonas: William Shakespeare. La historia debía contarse en una oscilación entre comedia y tragedia, debía retratar los prejuicios de las familias adineradas, del pezzonovante de la iglesia y de la marcada -desde entonces- polarización social. El argumento de la historia es el argumento de la sociedad racista y clasista, de la falta de aceptación de la otredad y de las diferencias y del capricho de un apellido. Es un argumento que parece intrínseco a la especie humana, del que no hemos aprendido a liberarnos, mismo que sigue conduciendo al suicidio, que sigue enlazando a los amantes prohibidos, que sigue dando materia prima a los dramaturgos y novelistas, pero ninguno como Shakespeare, ninguna historia está narrada con las exquisitas palabras que encontramos en cada línea de “The most excellent and lamentable tragedy of Romeo and Juliet”, título original de una de las más afamadas obras conocida con su nombre corto: “Romeo y Julieta”. 

La tragedia de estos amantes se desarrolla en Verona, en el corazón de la Italia del siglo XVI. Y es que no podía haber una mejor locación para tal enredo y tal desenlace. Italia, al igual que Francia, contiene ingredientes exacerbados de romance y seducción, ofrece al espectador un ambiente perfecto para suspirar y perder la noción del tiempo, para imaginar el delirio de un beso, la suavidad de una caricia y la fragancia de un cuerpo asido a otro en absoluta entrega y fusión de sus concavidades. Verona huele a tiempo, sabe a vino y aparece ante los ojos como lienzo de flores, pastos amarillos y altos y riachuelos que entonan la melodía de la calma sobre la cual se puede establecer una crónica de amor y fatalidad, cuya intensidad nos perpetúa un latir acelerado del corazón. 

Por eso, Verona acoge al Museo Interactivo Shakespeare en el que cada gesto y cada fotograma han sido cuidadosamente concebidos para involucrar al visitante en una historia tan antigua como única. El alma de Julieta nos arroja a un viaje para descubrir la esencia shakesperiana, en un diálogo continuo entre teatro e innovación digital, prueba de ello es la posibilidad de presenciar la escena final de “Romeo y Julieta” en realidad virtual, entre las evocadoras calles de la ciudad italiana. 

Sin duda, aquel suspiro e imaginación del cortejo de las almas nos recuerda, de Romeo y Julieta: “Love, love madly, love more tan you can and if they say that it’s sin, and you’ll be innocent”. 

 

 

 

eptribuna@gmail.com 

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