Poesía para no expertos
Luis Antonio Godina Herrera
Si con algún tema está relacionada la poesía es con el amor. Incluso la etimología de la palabra amor es en sí misma un poema, ya que su significado proviene de latín “a” igual a “sin”, y “mors” equivalente a “muerte”, es decir amor es vivir sin muerte. Nada más cercano a un giro poético.
El vínculo entre poesía y amor lo encontramos prácticamente en todos los poetas. En 500 palabras no caben tantos, pero he seleccionado tres poemas que a mi entender, dibujan de manera precisa la imbricación entre estos dos fenómenos, que quizá sean uno solo.
Pablo Neruda le escribió y describió al amor. Los 20 poemas de amor y una canción desesperada han marcado la relación amorosa a lo largo de décadas: “me gustas cuando callas porque estás como ausente”, o “puedo escribir los versos más tristes esta noche” son parte del vocabulario del amor y de la poesía. Mi hija Ana Luisa en sus votos matrimoniales eligió un soneto de Neruda, el LXIX, que, para mi, define el significado de la unión entre dos personas:
Tal vez no ser es ser sin que tú seas,
sin que vayas cortando el mediodía
como una flor azul, sin que camines
más tarde por la niebla y los ladrillos,
sin esa luz que llevas en la mano
que tal vez otros no verán dorada,
que tal vez nadie supo que crecía
como el origen rojo de la rosa,
sin que seas, en fin, sin que vinieras
brusca, incitante, a conocer mi vida,
ráfaga de rosal, trigo del viento,
y desde entonces soy porque tú eres,
y desde entonces eres, soy y somos,
y por amor seré, serás, seremos.
Jaime Sabines contribuyó también a que los enamorados encontraran en la poesía la forma de comunicarse. Lo hizo en varios de sus poemas, pero sin duda el más conocido, y no por ello menos bello, es Los Amorosos. En él describe la forma en que dos seres humanos se identifican y tienden a ser uno; comparto un fragmento que define al amor como “…el silencio más fino…”, una manera de concebirlo increíblemente hermosa. La palabra silencio como la que hace hablar al amor, menuda tarea:
Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.
…
Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
…
Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.
…
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida,
y se van llorando, llorando,
la hermosa vida.
El poeta uruguayo Mario Benedetti influyó a toda una generación en los años 70´s y 80´s del siglo pasado. En su libro Canciones de Amor y Desamor incluyó un poema, Te Quiero, que vincula el amor con el sentir social, lo entiende también como el hecho de que la pareja no está sola, sale a calle acompañada de otras que también se aman y pueden amarse y al hacerlo aman a su país y a sus ganas de transformarlo:
Si te quiero es porque sos
Mi amor, mi cómplice, y todo
Y en la calle codo a codo
Somos mucho más que dos
…
Y por tu rostro sincero
Y tu paso vagabundo
Y tu llanto por el mundo
Porque sos pueblo te quiero
Y porque amor no es aurora
Ni cándida moraleja
Y porque somos pareja
Que sabe que no está sola
Te quiero en mi paraíso
Es decir, que en mi país
La gente vive feliz
Aunque no tenga permiso.
No impidamos, ni pidamos permiso para amar. Ese sentimiento tiene, como la poesía, carta de naturalización en el único lugar en el que no se borran los archivos, que no tiene disco duro, sitio en la nube o inteligencia artificial: nuestro corazón.
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