El matrimonio como fuerza universal del amor, breve historia

SABER PROFUNDO 

Jorge A. Rodríguez y Morgado 

 

 

“El amor no es mirarse a los ojos, sino mirar juntos en la misma dirección” 

Antoine de Saint-Exupéry 

 

 

El amor se ha definido como un sentimiento universal, debido a que el ser humano siempre ha tenido la necesidad de relacionarse con otros individuos por su naturaleza social. Es considerado como lo más sublime de la espiritualidad. El amor ha jugado un papel fundamental en la formación y mantenimiento de los vínculos entre las personas; existen evidencias arqueológicas de relaciones amorosas entre hombres y mujeres de la Prehistoria. 

El término amor proviene de la palabra latina “amōris”, y esta a su vez del verbo “amare”, que significa “amar”. La raíz de esta palabra, “ama” significa “madre”. Ya que es con nuestra madre, normalmente, con la que tenemos el primer vínculo afectivo, por lo tanto, de amor. El Diccionario de la Real Academia Española define el “amor” como: “Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser”.  

El amor ha tenido varias significaciones en diferentes culturas consolidándose en lo que se ha denominado “matrimonio” (del latín matrimonium, de matrem -madre- y monium -calidad de). Para los egipcios, el matrimonio tenía la función de procurar descendencia y mejorar así las posibilidades de supervivencia.  

En la Antigua Grecia, el matrimonio consistía en un contrato entre dos familias; en cuanto nacía el infante, éste ya era prometido al vástago de otra familia. En la Antigua Roma, en el matrimonio la prioridad estaba destinada a la procreación y prosperidad económica y/o política. El amor volvía a ser ignorado como elemento esencial en la unión de los cónyuges.  

En la milenaria historia de China, el matrimonio era una estrategia para preservar el linaje familiar y fortalecer alianzas políticas. En las antiguas civilizaciones de la India, el matrimonio era considerado sagrado y esencial, no sólo para el bienestar individual, sino como un deber hacia la familia y la sociedad. 

Durante el imperio Azteca, el matrimonio no sólo era una unión personal, sino un pilar de estabilidad social y continuidad cultural, era fundamentalmente un arreglo comunitario. La ceremonia nupcial, rica en simbolismo, no sólo unía a dos personas, sino también a sus familias y deidades protectoras.  

En las diversas tribus de indígenas norteamericanos, el matrimonio era típicamente una unión no sólo entre individuos, sino también entre familias y, por extensión, entre comunidades.  

En el siglo XI empieza a surgir un concepto de amor parecido al que hoy en día llamamos “amor romántico”. Suele definirse como “un amor lleno de pasión donde el hombre trata de conquistar a la dama, sobre todo por medio de la palabra”. Es un amor “ideal”, donde la castidad y pureza de la dama son virtudes a ensalzar. En la Edad Media, los matrimonios y su finalidad siguen siendo por conveniencia. 

Entre los siglos XVI y XVIII convivieron dos formas de concebir las relaciones: una implicaba una unión de conveniencia, y la otra, el amor romántico sin consumación.  

El amor romántico que surgió en el siglo XVIII influyó notablemente en las mujeres que veían en el matrimonio una vía para poder alcanzar la libertad y la autonomía a través del amor. En el siglo XX las transformaciones culturales, sociales e ideológicas continuaron, fue el principio del fin de los matrimonios de conveniencia. 

Después de la II Guerra Mundial y debido a las pérdidas humanas, Europa necesitaba niños. La familia lo era todo y era la mujer la que debía encargarse de los hijos y el cuidado del hogar. Los matrimonios tendían a durar para siempre. La mujer debía demás obediencia al marido.  

El modelo anteriormente descrito cambió a partir de los años 60. Lo ideal era que la pareja se quisiera, amase y voluntariamente decidieran convivir y ser felices juntos. Se empezó a poder decidir sobre la maternidad, la anticoncepción, dando paso a decisiones más libres sobre el amor y el placer. Las mujeres empezaron trabajar sin que el marido le diera autorización para ello.  

En las últimas décadas se fue haciendo más fuerte la concepción de que el amor es fundamental para estar en pareja. Su popularidad crece y el matrimonio es algo que depende exclusivamente de la elección personal. Hoy día, la mayoría de nosotros no nos casaríamos con una pareja a la que no quisiéramos. 

En la época actual gozamos de libertades y derechos que antes no se tomaban en cuenta. Los adolescentes comienzan sus relaciones amorosas sin el consentimiento explícito de los padres y la sociedad. El amor comenzó a ser un ingrediente fundamental en el matrimonio.  

En la actualidad existe una amplia variedad de formas de convivencia en pareja, monógamas, poliamorosas, amor libre, exclusivamente sexuales, codependientes, etc., y cada persona es libre, a través del amor, de decidir cómo quiere vivirlas. 

 

 

Referencia: 

  1. https://nuestropsicologoenmadrid.com/historia-del-amor/ 

Compartir

About Author

Related Post

Leave us a reply