Atrás de una taza de café

Jorge A. Rodríguez y Morgado

Después de una taza de café el mundo te parecerá diferente.

JARyM

¿Alguna vez ha sido invitado, amable lector, a disfrutar de una buena taza de café por algún amigo con la única finalidad de platicar, recordar viejas anécdotas, vivencias o simplemente ponerse al corriente de lo acontecido en el tiempo que no se han visto? ¿O a reunirse con alguna persona, o un grupo de ellas, para tratar algún tema de interés, o bien, hacer algún negocio, acompañados de esta bebida? ¿Tal vez haya asistido a una boda, congreso, velorio o algún evento en donde el café es uno de los actores principales? ¿O tomar esa agradable bebida en situaciones de trabajo, nostalgia, euforia, etc., independientemente de si hace frío o calor? Considero que, en alguno de los casos, si no es que en todos, la respuesta es sí.

Esta milenaria bebida llamada café, que tiene un gran poder estimulante en nuestra mente y cuerpo y llama a despertar la creatividad y estimular el ánimo, ha servido de inspiración para crear literatura, arte y ciencia, ya que un buen café invita a trabajar, pensar e idear de una forma más animosa y productiva, puesto que el café despierta, inspira y ayuda.

Según la historia, el origen del café se encuentra en la provincia de Kaffa, al norte de Etiopía, donde la planta de café (cafeto) se produjo. La leyenda más difundida cuenta que Kaldi, un pastor ovejero de Etiopía, observó un comportamiento inusual y enérgico en sus ovejas después de que estas comieran accidentalmente los frutos del entonces desconocido árbol de cafeto. Las cualidades energéticas del café ya eran conocidas por la tribu Galla de Etiopía en el siglo XI.

Otro relato sobre el origen del café se refiere a que los esclavos a los que se llevaba de lo que es hoy el Sudán a Yemen y Arabia a través del gran puerto de aquel entonces, Moca, sinónimo ahora de un café, comían la suculenta parte carnosa de la cereza del café para resistir el viaje. De lo que no cabe duda es de que el café se cultivaba en el Yemen ya en el siglo XV, y es probable que mucho antes también.

Pero ¿sabe acaso del largo camino que hay atrás de una taza de café?

El café es la segunda mercancía más comercializada del mundo después del petróleo. Es una fuente importante de ingresos, ya que unos 125 millones de personas viven de él en el mundo, a los que se deben sumar los que viven de la transformación y comercialización, desde su tostado hasta los locales donde se sirven.

El café es una de las bebidas más populares¹, todos los días en el mundo se beben más de 3,000 millones de tazas de café, el 65% de estas tazas se toman por la mañana. En promedio una persona que habita el planeta consume 1.3 kilos de café en el año.

El café es la bebida más consumida en México y en el mundo después del agua. El consumo anual de café per cápita en nuestro país es de 1.7 kilogramos. Se sabe que el cultivo del café en nuestro país data del año 1795 y que fueron las embarcaciones francesas las que lo trajeron, y en la actualidad México ocupa el quinto lugar a nivel mundial como productor de café, después de Brasil, Colombia, Indonesia y Vietnam.

La relación entre café y salud es muy controvertida. Hace algunos años se le dio una mala fama de manera injusta a la cafeína; se consideraba al café como una de las bebidas más tóxicas.

Recientes estudios indican que el café, si se consume con moderación, ofrece diversos beneficios², como: alta concentración de antioxidantes; ayuda a prevenir enfermedades cancerígenas; minimiza las enfermedades neurodegenerativas (Parkinson y el Alzheimer); mejora el estado de alerta, la cognición y la actividad cerebral; ayuda a adelgazar; facilita la prevención de cirrosis; incrementa la concentración y los estados de ánimo; disminuye el riesgo de sufrir diabetes; es un energizante natural que mejora el rendimiento físico y reduce el dolor de cabeza.

Para obtener el mayor beneficio los especialistas recomiendan tomar un máximo de 4 tazas de café negro estilo americano y solo 2 tazas si es café espresso, y por lo menos una taza de café negro sin leche y sin azúcar o con algún endulzante sin calorías.

Es así, amable lector, que la vida no sería la misma sin café. Y es que esta bebida, famosa en todo el mundo, es imprescindible para que millones de personas empiecen su día, disfruten un libro o entablen una buena plática con sus amigos, es decir, pasen un momento agradable, eso sí, sin cigarro y sin bocadillos o pasteles, ya que esto sí perjudica la salud.

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