Como te ven te tratan: El diseño y el drama

TEATRO 

Rodolfo Meléndez Sánchez 

 

 

Detrás de cada escena que vemos en la tarima hay un universo cuidadosamente construido por un equipo al que rara vez se le da crédito por su trabajo, pero cuya labor es crucial: el equipo de diseño de producción. Este proceso creativo es responsable de definir la apariencia visual de una película, serie de televisión, obra de teatro o incluso un videojuego, y puede ser determinante para el impacto emocional y narrativo que tiene una producción sobre su audiencia. 

El diseño de producción no se limita a elegir un color de fondo o disponer muebles en un set. Implica una planificación detallada que abarca desde la selección de locaciones hasta la creación de escenografías, pasando por la elección de colores, texturas, iluminación, vestuario y utilería. Todo esto con un objetivo claro: dar vida al mundo en el que se desarrollan los personajes y la historia, y hacerlo de forma coherente con el tono, el género y el mensaje de la obra. 

El corazón de este proceso es el diseñador de producción, quien lidera al equipo de dirección de arte y traduce el guion en un lenguaje visual. Esta figura colabora estrechamente con el director, el director de fotografía y el diseñador de vestuario, entre otros, para garantizar que cada elemento visual esté en sintonía con la visión general del proyecto. 

El trabajo del diseñador de producción comienza con la lectura e interpretación del guion. A partir de ahí, desarrolla un plan visual que servirá de hoja de ruta para todo el equipo. Este plan incluye investigaciones sobre ambientaciones históricas o culturas específicas, referencias estéticas y propuestas concretas para los espacios y objetos que aparecerán en pantalla. 

Además de su función creativa, el diseñador de producción también debe lidiar con las restricciones prácticas de cualquier proyecto: los tiempos de rodaje, la disponibilidad de materiales y, desde luego, el presupuesto. Parte de su labor consiste en tomar decisiones estratégicas para optimizar los recursos sin sacrificar la calidad artística del resultado final. 

Durante el rodaje, el diseñador de producción supervisa la ejecución de su plan y resuelve cualquier imprevisto que pueda surgir, como cambios de locación, problemas técnicos o retrasos logísticos. Esta capacidad de adaptación es clave para mantener la coherencia visual y garantizar que cada escena se integre de manera fluida en el conjunto de la obra. 

Un buen diseño de producción no sólo embellece la pantalla, sino que también enriquece la narrativa, refuerza la personalidad de los personajes y ayuda a sumergir al espectador en la historia. Por el contrario, un diseño descuidado o inconsistente puede romper la ilusión y restarle fuerza a la producción. 

En suma, el diseño de producción es un arte que equilibra creatividad, técnica y organización, y cuyo impacto se percibe en cada detalle visual de una producción. Aunque a menudo pase inadvertida, su influencia es profunda: da forma a los mundos que amamos explorar desde nuestras butacas o pantallas. 

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