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El Museo de la Caricatura

MUSEOS 

Eduardo Pineda 

 

No me cabe la menor duda de que el dibujo y el grabado constituyen dos de las expresiones artísticas más importante de la cultura de nuestro país. Al lado de los muralistas, los grabadores y dibujantes han plasmado en sus obras la realidad de México y el desarrollo de la misma en el devenir del tiempo y a lo largo y ancho de los diversos territorios que conforman nuestra nación. De manera que, no sólo los periodistas, historiógrafos y cronistas cuentan lo que ha sido nuestra sociedad, lo hacen también los artistas y, como valor agregado, ellos imprimen en su narrativa una postura crítica y, por lo regular, la denuncia correspondiente a cada aspecto que consideran indeseable. 

Así, la forma más adecuada de entender los problemas de la nación a lo largo del tiempo es, definitivamente, a través del arte y, para ser puntuales, a través del grabado y el dibujo principalmente de los caricaturistas. A través de la gráfica mexicana de los últimos doscientos años podemos recorrer el sentir del pueblo de forma genuina y no bajo la óptica del periodismo servil o de los libros de historia escritos por el sistema gobernante. La caricatura es, en este sentido, la visión del pueblo impresa en la hoja de la memoria con la tinta de la crítica social.     

En el corazón de la Ciudad de México, dentro del antiguo edificio que se utilizaba como Colegio de Cristo, se encuentra el Museo de la Caricatura, dedicado a una de las artes gráficas más populares y políticamente significativas de la ciudad y la historia de México.  

No sólo para quienes habitamos este país, la caricatura resulta un perfecto medio para enterarnos de la historia, para los visitantes extranjeros, éstas verdaderas obras de arte que se hicieron en el país desde el siglo XIX, representan una de las formas más fáciles de adentrarse en la complicada, oscura y muchas veces surreal historia de México. 

Este museo fue inaugurado en 1987, en él se rinde homenaje a algunos de los mejores dibujantes y caricaturistas del último siglo y medio. 

El Museo de la Caricatura rescata y resguarda la obra de todos los miembros de la Sociedad Mexicana de Caricaturistas y de ilustradores más antiguos, que forjaron esa expresión artística y política en el país. 

De acuerdo con Laura Bonilla, académica de la Universidad Nacional Autónoma de México e integrante de la Red de Historiadores de la Prensa y el Periodismo en Iberoamérica, “un museo de este tipo tiene relevancia histórica por el peso que tuvo antes y después del porfiriato y por su poder crítico como representación de los ideales políticos de la sociedad; un museo que arropa la caricatura es importante porque rescata el valor artístico, la técnica y, sobre todo, la importancia de ver cómo era la sociedad y su cultura, cómo es y pensar cómo será”. 

De manera que resulta menester acudir a este recinto, gozar con el humor negro que mana de las tintas conformadas en los lienzos y que dan cuenta del pensamiento y la creatividad de quienes nos antecedieron en la hermosa labor de plasmar, de una u otra forma, la realidad que habitamos. 

 

 

eptribuna@gmail.com 

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