El teatro y la justicia

SOCIOLOGÍA DE LA SUPERVIVENCIA 

Silvino Vergara Nava 

 

 

“El sistema penal es una línea de 

 montaje que genera criminales del  

mismo modo que la persecución  

de brujas generaba brujas. 

Aún se habla de cacerías de brujas”: 

 

Eduardo Balestena 

 

 

 

Según la Real Academia Española de la Lengua, se entiende por “Teatro” aquel lugar en donde se da un espectáculo, o bien, en donde se llevan a cabo obras dramáticas. Pudiera decirse que en el mundo de la comunicación el teatro fue de los primeros instrumentos para una comunicación masiva, es decir, que abarca el mayor número de personas a quienes se dirigía, que en este caso se les llama “espectadores”. Desde luego, el teatro es una forma de comunicación de ideas, pensamientos, ideologías, teorías. ¿Cuántas obras se puede decir que en la historia fueron prohibidas? Hasta allí ha llegado la censura en muchas de las ocasiones, en los Estados en donde hay gobiernos autoritarios, porque son conocedores de que el teatro es transmisor de ideologías. 

Quien acude a una obra de teatro, debido al escenario, a los artistas, al entorno que rodea ese espectáculo, a la monumental construcción, sale convencido de las ideas que allí se transmiten. Sin embargo, posiblemente con el paso del tiempo se llegue a la conclusión que no es así, pero por lo pronto, con toda la parafernalia que rodea una obra de teatro, se sale convencido de lo que allí sucedió. 

En los últimos tiempos, ha habido una gran presión para que en México se implementen los juicios orales, con la finalidad de reducir plazos, de que la gente no acuda en masa a los tribunales y juzgados, pues hay que considerar que toda administración pública federal siempre ha visto al Poder Judicial como una carga, por los altos costos que representa. Pero eso no es propio de nuestra nación, es un fenómeno generalizado; por ello, en otras naciones se han implementado mecanismos que permiten que no se acuda a los tribunales;  se ha dado la idea de los arbitrajes, de otras soluciones alternas de las controversias judiciales que se pueden implementar para no acudir a los tribunales del Estado, y debido a que se trata de un derecho constitucional, de paso es gratuito para los usuarios, llamados “justiciables”, que es lo que más le duele a cualquier gobierno. 

En ese entendido, se ha inculcado en las grandes empresas, monopolios, corporaciones, etc., idealizar el concepto de los arbitrajes. En el caso de los ciudadanos de a pie, acudir previamente a cualquier tipo de juicio, a instancias administrativas, llámense consumidores, hijos abandonados, madres golpeadas, las victimas por violaciones a derechos humanos, contribuyentes, etc., siempre tienen una alternativa de arreglar las controversias en una instancia administrativa para evitar acudir a los juzgados. 

Atendiendo a esa presión, que se implementó en México desde hace aproximadamente 30 años, es como se han ido paulatinamente reformando los juicios que eran eminentemente escritos, para pasar a los juicios orales. Tal es el caso de la reforma constitucional-penal del 18 de junio de 2008, y así tenemos que se han ido transformando los juicios en todas las materias, incluso en la materia fiscal, como es el caso de los denominados “juicios de resolución exclusiva de fondo”. 

Pero ¿qué ha sucedido en esas modificaciones hacia los juicios orales? Sencillamente, que se ha dado prioridad a la denominada: “argumentación jurídica”, que no es otra cosa más que una “técnica del convencimiento”, es decir, que se trata de una serie de lineamientos para convencer a alguien, sin importar si esto es correcto o incorrecto; en términos jurídicos, si es justo o injusto. Adicionalmente, se ha implementado la idea de los cursos, talleres, clases sobre juicios orales, que consisten en cómo ponerse de pie frente a un tribunal, juez, cómo hablar en público, etc., para poder desarrollar esos argumentos. Lo que esto ocasiona es que se establezca una problemática muy grave, porque se ha olvidado del propio conocimiento jurídico, es decir, en lugar de darles prioridad a las reglas del derecho, se han establecido una serie de lineamientos que dan prioridad a la denominada “oralidad”, en donde lo importante no es tener la justicia de su lado, sino convencer a quien va a resolver, de que mis argumentos, mis técnicas del convencimiento, son las que deben de prevalecer. Por tanto, en la impartición de justicia se tiene el riesgo de que se resuelva no a favor de quien verdaderamente tiene la razón o la justicia de su lado, sino de quien mejor actúe en ese juicio oral, tal y como sucede en un teatro; es más, es de todos conocido que los tribunales y juzgados tuvieron que modificar sus oficinas para permitir poner un escenario de un juicio oral; así, con la argumentación jurídica como mera técnica, y con los juicios orales y las salas de juicios orales, ¿hasta dónde ha llegado el derecho?, ¿verdaderamente se imparte justicia, o bien lo que sucede es que se trata de una obra de teatro, de un escenario en donde se da un espectáculo, el espectáculo de la justicia?  

 

 

 

(Web: parmenasradio.org) 

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