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Emanaciones expresionistas

Fotografía: Patio principal, entrada al Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, fotografía de Carlos Bustamante, 2021, Oaxaca, México. 

 

 

MUSEOS 

Eduardo Pineda 

 

 

El Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) guarece cinco salas de exhibición, tres bibliotecas y un patio central donde los intelectuales se dan cita para conversar, leer y descansar después de disfrutar los recorridos por las exposiciones principalmente de arte contemporáneo. Esta casona enclavada en el corredor turístico Macedonio Alcalá frente al exconvento de Santo Domingo, fue fundada por Francisco Toledo en noviembre de 1988 con la finalidad de abrir un espacio para los artistas que estaban surgiendo y no tenían forma de llevar su trabajo a la Ciudad de México. Toledo, grabador, pintor, gestor cultural y activista, se ha convertido en un ícono de la cultura popular. Dedicó su vida no sólo a las artes plásticas sino también a brindar apoyo a los artistas nacionales, volteando a ver a aquellos que no pertenecían a la élite intelectual de nuestro país.  

Históricamente, el grabado, una de las técnicas que más apasionaban a Francisco Toledo, fue una válvula de escape ante la inconformidad social. Mediante él, se hicieron presentes la caricatura política y la sátira religiosa; imprimir, sólo con ayuda de una prensa simple, un rodillo o incluso a mano utilizando el dorso de una cuchara, no era difícil y las obras podían reproducirse y distribuirse por cientos entre la sociedad de a pie, de mano en mano. Por décadas, el grabado fue una de las formas más populares de expresión, y en la actualidad las “placas” o “matrices” que servían de molde para imprimir son verdaderas piezas de museo. Metal desgastado con ácido, madera pasada por los formones y las manos de los artistas, linóleo tallado con gurbias y con la imaginación de los creativos, o piedra atacada con cinceles, constituían los materiales más comunes para realizar las matrices.  

Grabados, óleos, tejidos, dibujos a lápiz, acuarelas, litografías, esculturas y una extensísima colección de libros, principalmente de arte, se conjuntan en el IAGO y lo convierten en la expresión más acabada del arte de la comuna para la comuna. 

La biblioteca es quizá la piedra angular de este importantísimo espacio cultural, tiene una estantería libre y el acervo cuenta con más de 60 mil libros. Aquí también están las bibliotecas particulares del mismo Francisco Toledo, la de Rufino Tamayo, Sergio Hernández y Víctor García. 

El taller “El Alacrán” es otro de los espacios dentro del Instituto. En este taller se realizan publicaciones con una máquina risográfica y una prensa para tipos móviles. “El Alacrán” brinda apoyo para la realización de proyectos editoriales independientes a menor costo. 

En 2015, Francisco Toledo realizó la venta simbólica del IAGO al INBA, el costo fue de un peso, con la finalidad de que sea un espacio de difusión artística. De acuerdo con Arnulfo Aquino, el INBA recibió la colección del IAGO, que cuenta con más de 125 mil objetos, la biblioteca especializada y una colección de obras que incluye, por supuesto, la del maestro Toledo. 

Deben existir espacios para la enseñanza, la práctica y la manifestación artística: manantiales del expresionismo. Hoy, agradecemos al artista oaxaqueño por legar esta y otras instituciones ejemplares que, ojalá, se repliquen por todo el territorio nacional, para que vivamos en el arte y nos regocijemos en el placer de la cultura. 

 

 

Contacto: eptribuna@gmail.com  

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