Enseñar a amar, para erradicar el racismo
“Yo no soy racista, pero…”
Anónimo
Nelson Mandela, activista que dedicó su vida a luchar por la igualdad y contribuyó a derribar el sistema racista del apartheid en Sudáfrica, personaje que después de haber sido encarcelado durante 27 años llegó a ser el primer presidente negro de su país y logró obtener el Premio Nobel de la Paz y una centena de premios por más de cuatro décadas, pronunció estas palabras que nos dejan claro que el racismo sí es posible erradicarlo:
“Nadie nace odiando a otra persona por su color de piel, su origen o su religión, la gente aprende a odiar, y si puede aprender a odiar, se le puede enseñar a aprender a amar, porque el amor se encuentra más de forma natural en el corazón del hombre que lo contrario.”
En esta frase, que contiene un profundo significado antirracista, se pueden apreciar dos palabras que son la clave para que esa parte de la humanidad, que defiende la superioridad de una raza frente a las demás y pugna por la necesidad de mantenerla aislada del resto de una comunidad, logre cambiar su forma de pensar.
Estas palabras son: “enseñar” y “aprender”, las cuales, al final, se traducen en acciones. Acciones que Mandela implementó en su gobierno para poner fin al régimen racista.
En esa dicotomía del “enseñar y aprender”, se tiene una inmensa gama de posibilidades, pero las preguntas obligadas son ¿qué y cómo enseñar? y ¿qué y cómo aprender? Como decía Mandela, “la finalidad es llegar al corazón del hombre para aprender a amar”, lo que trae como consecuencia el absoluto respeto hacia sus semejantes.
El amor es el sublime sentimiento de afecto e inclinación hacia una persona o cosa para la que se le desea todo lo bueno, y ese sentimiento responde a los impulsos del corazón, por lo que el enseñar y el aprender deberán estar dirigidos y ligados a esa finalidad.
Recordemos que el arte es la actividad en la que el hombre recrea un aspecto de la realidad o un sentimiento en formas bellas, valiéndose de la materia (arquitectura, escultura), el cuerpo (danza, teatro, canto), la imagen (pintura, fotografía, cine, etc.), las letras (literatura, poesía), el sonido (música), entre otras formas, involucrando todos sus sentimientos y emociones, todo lo mejor de él, para la generación de sus obras.
Además, la cultura es un conjunto de conocimientos, ideas, tradiciones y costumbres que caracterizan a un pueblo, a una clase social, a una época, y aquí también van involucrados los más profundos sentimientos y emociones de la sociedad (gastronomía, folclor, religión, etc.), por lo cual es importante el conocerlos, aceptarlos y difundirlos.
Respondiendo a las preguntas del “qué” y “cómo” “enseñar y aprender”, para tratar de impedir o disminuir el racismo, que en una fase superior se convierte en discriminación (trato desigual hacia una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, diferencias físicas, políticas, de sexo, de edad, de condición física o mental, orientación sexual, etc.), considero que una vía para crear consciencia sobre los problemas sociales es el enseñar mediante el arte y la cultura.
El “qué” enseñar se resume en seleccionar todo tipo de obras de arte y tradiciones de diferentes culturas que despierten sentimiento de amor y fraternidad. Y el “cómo” será mediante la difusión, aprovechando todos los espacios y los avances de la tecnología, ya sean visuales, escritos, verbales, garantizando el acceso y dando la posibilidad de que llegue al mayor número de personas.
Con relación a “qué” aprender, irá dirigido al mensaje de bondad, paz, fraternidad, que es plasmado en las obras de arte más relevantes y de cultura y que despierte sentimientos de empatía y tienda al bien común; el “cómo” aprender estará relacionado con las maneras de apreciar una obra de arte, por ejemplo, número, color, forma, personaje, objetos, propósito, con la finalidad de que la persona trate de descubrir, por ella misma, el mensaje de bien que el artista trata de enviarnos a través de lo creado. Juega un papel muy importante la selección de las obras, esas que provoquen en la gente un sentimiento de amor, paz y tranquilidad.
El impulsar las artes y la cultura como piezas centrales del desarrollo humano es despertar el espíritu de libertad. El arte y la cultura representan formas de expresión y desarrollo del Ser (cuerpo, alma, espíritu), por lo que a través de ellas se puede mejorar la calidad de vida de las personas, haciendo que el racismo pase a un segundo término o sea erradicado definitivamente.
El objetivo fundamental de estas acciones consiste en que la persona que recibe la enseñanza-aprendizaje logre “aprehender” lo más sublime del mensaje del artista, ya que, mediante la comprensión del arte y la cultura, el hombre podrá llegar a lo más profundo de su Ser y percibir con claridad que todos somos hechos a imagen y semejanza de la Divinidad, por lo tanto, somos iguales.
Jorge A. Rodríguez y Morgado
Twitter @jarymorgado
jarymorgado@yahoo.com.mx
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