Hacerle al teatro

MINUCIAS DEL IDIOMA 

Miguel Campos Ramos 

 

 

Las profesiones y los oficios tienen su propia jerga, entendida como el conjunto de expresiones propias de tales profesiones y oficios, pero que luego se pueden aplicar coloquialmente a la lengua general. 

Por ejemplo: en cocina se dice “medirles el agua a los tamales”, que en el habla normal podría equivaler a “revisar las cosas” antes de actuar; “calentar el brazo”, del beisbol, podría indicar que estamos preparándonos para alguna acción; en Derecho se usa “hacer una chicanada” para indicar que se incurre en una artimaña, y esto se puede usar en el habla diaria. 

El teatro (tema de este número de Sibarita) no podía ser la excepción en la aportación de expresiones usuales. 

Empezando por “hacerle al teatro”. Es decir, ponerse dramático, exgerar en algo que realmente no lo merece. 

Otra muy conocida referida a quien actúa en secreto, algo así como que conspira, es “actuar tras o entre bambalinas”. Las bambalinas son las tiras de tela horizontales y verticales colocados arriba y a los lados del escenario, para ocultar lo que sucede atrás de él a fin de mantener la ilusión de que lo que aparece ante el público es real, la famosa cuarta pared. 

Bueno, la más sencilla y muy aplicada es “caer el telón”, en alusión a que algo ya concluyó, llegó a su fin. Como cuando concluye un sexenio o un trienio en un gobierno. “Cayó el telón”, se dice, o incluso “ya que caiga el telón”, quizá como molestia ante una mala gestión. 

Hay dos expresiones muy pintorescas que merecen ser recordadas.  

Una es la famosa “rómpete una pierna”, dicha a los actores cuando ya van a salir a escena. Es una expresión supersticiosa antiquísima, que en realidad quiere decir lo opuesto. Se dice en lugar de “te deseo éxito” o “te deseo buena suerte”, pues pensaban que si usaban estas frases podrían ser contraproducentes. Claro, en el habla generalizada también podemos usarla, sobre todo si somos afectos al teatro, aunque acaso haya alguien que no nos entienda… 

Y la última. Quizá han oído en una película cuyo tema sea el teatro o el espectáculo, que alguien exclama, también con buenos deseos: “Mucha mierda”. Esto no es una expresión escatológica ni mucho menos grosera. Se debe a que cuando no había automóviles y los espectadores asistían en carruajes tirados por caballos, dichos carruajes se estacionaban en los alrededores de los teatros, y huelga decir que los animales hacían sus necesidades fisiológicas, de suerte que, si al día siguiente había mucho excremento, quería decir que hubo muchos asistentes y, por tanto, que la obra fue un éxito. 

¡A disfrutar del teatro!, que no a “hacerle al teatro”.  

 

    

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