“Impatiens hominibus” y la caricatura

SOCIOLOGÍA DE LA SUPERVIVENCIA 

Silvino Vergara Nava 

 

 

“Susanita: Cuando sea grande quiero 

tener muchos vestidos.  

Mafalda: ¡y yo mucha cultura!”  

Joaquín Salvador Lavado Tejón  

“Quino” 

(1932-2020) 

 

 

La cultura, que consiste en las creencias y los valores de una sociedad, se puede transmitir de muchas formas, una de ellas, desde luego, es la caricatura, basta con recordar a “Quino”, que en los tiempos del régimen militar en Argentina, tuvo la osadía de publicar las denominadas tiras de Mafalda, que no son otra cosa más que la descripción de la cultura de esos tiempos, todo lo que se describía en esas historietas era la forma en cómo la sociedad se desenvolvía, el sentir de la población, en ese caso de la clase media, por ello es que traspasó fronteras, historietas llenas de realidad, crudeza y sarcasmo,  propias de nuestra cultura latinoamericana. 

Pero la caricatura desafortunadamente, como muchas de las formas en que se transmite la cultura, se encuentra en crisis por muchos factores que enfrenta quien hace caricatura, y en general quien hace cultura y la difunde. 

Uno de ellos es la falta de medios para poder divulgarlas, ya que de origen se publicaban en periódicos y revistas impresas que, con el mundo digital, han ido paulatinamente despareciendo. Pero eso no es todo, pues si bien aún existen en forma digital esos periódicos y revistas y bien que se pueden seguir publicando estas caricaturas, el principal problema con que cuentan los caricaturistas es que se les han ido paulatinamente cerrando los espacios de publicación, es que en esta actual sociedad se ha vuelto más difícil que el público en general se interese por la caricatura, ya que no se cuenta con el tiempo suficiente para verlas, leerlas, contemplarlas, analizarlas; pasan a segundo término, pues la revisión que se hace a las noticias es muy breve, no se profundiza en estos tiempos, y no solamente con las noticias, sino con el conocimiento en general, es más, por ello cada día se venden menos periódicos, las personas no tenemos tiempo de leer el texto de la noticia y nos quedamos en los simples encabezados; lo peor de todo es que con ello asumimos que estamos enterados de las noticias en esta vida acelerada en que hay un instinto de ansiedad que hace presumir que no tememos el tiempo de abrir una revista, un periódico, y qué decir de un libro. Muy a pesar de que muchos en realidad sí cuentan con el tiempo para ello, nos hemos convertido en seres impacientes: impatiens hominibus”. 

Además, no hay que perder de vista que mucha de la caricatura tiene que ver con sarcasmos sobre la vida política de las naciones, como es el caso de lo que hacen o dejan de hacer los políticos de las naciones, de las localidades y municipios, por ello es que quien hace caricatura, con lo primero que se topa es con la censura.  

Pero, tampoco hay que perder de vista que se llega al abuso en esa descripción de la vida por medio de la caricatura, que puede provocar violaciones a los derechos fundamentales de las personas, como son los derechos a la privacidad, a la intimidad. 

Basta con recordar lo que sucedió en Francia con la revista Charlie Hebdo, que el 7 de enero de 2015 sufrió un atentado que causó la muerte de 15 personas, todos miembros de esa organización, causado por una serie de caricaturas publicadas por esa revista que se mofaban de la cultura islámica. Desde luego que la reacción fue sumamente violenta, pero allí es en donde se debe de considerar cuál es el límite de la libertad de prensa y dónde ya no cabe esa libertad de prensa y se convierte en un detrimento y violación a los derechos de otras personas, culturas y naciones. 

Desafortunadamente, aquí en México no ha sido la excepción, pues en el año de 2014 se dibujó por un pintor de poca estirpe cultural, denigrando a la historia nacional, a un héroe de la revolución, es más, al que para muchos fue el único héroe de la revolución,  Emiliano Zapata, quien fue pintado en forma de burla montado en un caballo con el cuerpo desnudo y femenino, pintura que fue hasta expuesta en el Palacio de Bellas Artes en diciembre de 2019 y que representó, para muchos, una falta de respeto, en principio para los familiares de Zapata; para otros, se trató de una falta de respeto a la identidad nacional, la historia mexicana, a la revolución mexicana. Por eso es que la caricatura tiene un límite entre la libertad de divulgación de las ideas en estas caricaturas y el respeto de los derechos de terceros. 

En fin, un caricaturista, además de enfrentarse con todas estas vicisitudes y tener la capacidad de dibujar adecuadamente rostros, entornos, paisajes, etc., debe ser un excelente observador de la vida contemporánea, que con las simples imágenes dé a conocer muchas ideas, o bien, que con el uso de muy pocas palabras podamos entender el mensaje que, para explicarlo, en realidad requeriría de muchas ideas y conceptos. Esa imaginación es la que estamos perdiendo actualmente, en parte por las redes sociales, en parte por nuestra vida acelerada, en donde todo es prontitud, rapidez, sin que tengamos una oportunidad mínima de reflexión de nosotros: impatiens hominibus”.

 

 

(Web: parmenasradio.org) 

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