La ciencia no piensa

“La ciencia y la técnica han puesto 

 a nuestro alcance las energías 

 tanto de la naturaleza como del 

 ser humano de un modo que  

pueden tener lugar catástrofes –agudas 

 y crónicas– de dimensiones incalculables.  

Con todo el derecho del mundo  

se puede decir que a partir 

 de ahora empieza un 

 nuevo período de la historia.” 

 

Jordi Pigem 

 

Hablar de la inteligencia artificial hoy es hablar de la historia de la humanidad ante los “progresos” científicos, si es que se puede llamar progresos a algunos de ellos. Hoy es la inteligencia artificial, hace mucho tiempo fueron las máquinas de vapor; en ambos casos se había dicho por la generalidad de la población que eso iba a acabar con la humanidad, que no habría escapatoria, que el ser humano iba a ser sustituido por las maquinas, en aquellos tiempos por las máquinas de vapor, ahora por esta tecnología llamada de la comunicación. 

En los tiempos modernos, que se dice que corren a partir del descubrimiento de América hasta el final de la primera guerra mundial, hay que considerar que las mujeres y hombres de ese tiempo a lo que apelaban era a que la ciencia fuera la que resolviera todos los males que le aquejan a la humanidad, por ello es que no se podía hablar de otro conocimiento tan acabado y exacto como la ciencia; sobre todo, hay que recordar que la ciencia que más se desarrolló era la física, digamos que los héroes de ese tiempo fueron los científicos, pero, particularmente en física. 

Con el paso del tiempo se perdió la capacidad de sorpresa respecto a lo que podía hacer el ser humano con sus tecnologías, como fue el caso de la primera guerra mundial, que fue la experiencia más amarga que simplemente con la tecnología de la humanidad podía matar a tantas personas en poco tiempo; desde luego que después sucedieron otros hechos tan lamentables como el caso de la segunda guerra mundial,  sobre todo los genocidios que se han cometido en todo el mundo después de la referida segunda guerra mundial, pues nunca se han muerto tantos seres humanos, y tan rápido en la historia, y esto con ayuda de la tecnología y de la ciencia. 

Ya desde inicios del siglo XX se establecía, sobre todo por personajes conscientes de la realidad, que la evolución de la tecnología ponía en riesgo a la sociedad. Zygmunt Bauman, el sociólogo polaco, sostenía sobre los inminentes riesgos de la tecnología, que es la única que fue capaz de acabar con seis millones de judíos, si no hubiera sido por la tecnología no se hubiera acabado con tantos millones de personas en los campos de concentración nazis. Por su parte, M. Heidegger, el principal filósofo del siglo XX, sostenía que al planeta se le estaba dando el trato de una estación de gasolina y que un día se quedará seca. 

Pero, después del covid-19, con las experiencias que se vivieron respecto a la muerte de tantas personas, la suspensión de operaciones y actividades se observó que había necesidad de sustituir varios procesos que serían más redituables con máquinas y no con personas de carne y hueso. Hoy, pareciera que cada día se acerca más una gran cantidad de actividades donde se pudiera sustituir a los seres humanos por las máquinas inteligentes; ya se ha hablado de profesiones que se perderían, como es el caso de la contaduría, pero esto es algo gradual, basta con recordar que hace 25 años, por ejemplo, había actividades como la mecanografía o bien, la taquigrafía, que hoy no se utilizan más. 

Muchas actividades adicionales, como es el caso de quienes ayudan a empacar en los supermercados, los que despachan en las estaciones de gasolina e incluso en los propios supermercados, son actividades que poco a poco irán desplazándose por las máquinas inteligentes; el problema de todo esto es que no se sabe esto hacia dónde nos lleva. Se decía, por ejemplo, que, con la tecnología de la información, es decir los sistemas, computadoras, etc., se permitiría que las personas trabajaran menos horas y que permitiría contar con mayores horas de distracción, pero en realidad fue lo contrario: con estos sistemas se trabaja aún más que antes, se han generado muchas actividades que se debe de cumplir, incluso, como gobernado que no existía en su tiempo porque ahora lo hace la máquina y ya no más la mano humana. Por eso, sigue vigente esa sentencia que dicta: “la ciencia no piensa” las consecuencias de sus acciones, la consecuencia de sus inventos, como ahora resulta con la inteligencia artificial. 

 

 

Silvino Vergara Nava 

 Web: parmenasradio.org

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