La educación se pinta sola

EDUCARSE ILUSTRA 

Éricka E. Méndez Ortega 

 

 

Veo humanos,  

pero no veo humanidad. 

El Principito, 

Antoine de Saint-Exupéry 

 

 

 

La pintura es una de las siete bellas artes y una de las formas de expresión más antigua que data de la prehistoria, unos cincuenta mil años atrás. Para los primeros seres humanos la pintura resultó una expresión del pensamiento simbólico que surgió mucho antes de la invención de la escritura. Es una forma de comunicación innata que le ha permitido al hombre, a través de las etapas evolutivas, transmitir información valiosa a otros grupos de seres humanos que llegarían a asentarse en determinados lugares sin que necesitaran descifrar los hallazgos, puesto que la pintura es una forma de comunicación entendida por todos.  

Esta manifestación gráfica fue evolucionando a través del tiempo, y perfeccionando su técnica, hasta que se convirtió en el arte de la expresión, considerada como la forma en la que el hombre interpreta el mundo desde su mirada y la plasma en perfectas obras de arte utilizando, en la época nómada, todos los recursos naturales a su alcance, como la tinta de las plantas, sangre de los animales y diversas formas que la naturaleza le proveyó.  

Por eso la importancia de entender el arte plástico desde temprana edad, puesto que se genera un espacio de conocimiento e interpretación de la cultura, la historia, la política y la religión, desarrollando en el individuo un pensamiento libre y reflexivo como parte de su identidad y sentido de pertenencia. Ya lo dijo el gran filósofo griego Platón: las artes son vitales para la educación. 

Y haciendo referencia a la educación y su relación con la pintura, debemos observar que esa carencia de humanidad propia de los seres humanos, tal como lo expresa Saint-Exupéry, está cada vez más marcada en las actuales generaciones de estudiantes, cuya prioridad no es conocer a Picasso, Da Vinci, Van Gogh, Botticelli, Khalo o Botero. Por lo tanto, es menester reencauzar la educación artística en las escuelas y darle la importancia que tiene. Recordemos que la educación artística y estética en la antigua Grecia era sinónimo de excelencia académica y fue considerada una materia perteneciente al grupo de las enseñanzas liberales, rayando incluso en la perfección. 

Pareciera una utopía lograr que desde las cúpulas educativas se vea a la educación artística y sus áreas (pintura, danza, teatro y música) no como un relleno del plan de estudios, sino como la disciplina medular en el desarrollo y desempeño del estudiante que pretende formarse de manera integral. Definitivamente, integrar las artes en el plan de estudios contribuye a formar individuos más completos, capaces de ver el mundo desde diferentes perspectivas y de comunicar sus ideas de manera efectiva. El conocimiento, la disciplina, la paciencia y la apreciación, sin duda, se obtienen del arte, visto este como un elemento imprescindible y que tanta falta le hace a esta humanidad sin humanidad. 

 

 

eryelmeor@gmail.com 

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