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La magia del Día de Reyes

Ilusión e imaginación; el mejor regalo para este 6 de enero

Muy poca es la información que tenemos a través de los cuatro evangelios canónicos -o inspirados por Dios- de los apóstoles Mateo, Lucas, Marcos y Juan, establecidos entre los siglos II y III d. C., sobre la figura de los Reyes Magos, cuyo indudable poder de ilusión aparece cada año en la madrugada del 6 de enero.  

La Biblia por primera vez hace referencia a los magos (sinónimo de astrólogos, que, a través de la lectura de las estrellas pueden predecir acontecimientos) en el Capítulo 2:1-12 del Evangelio de San Mateo, donde dice que “unos magos venían de Oriente, guiados por una estrella luminosa, preguntando dónde había nacido el rey de los judíos para adorarlo y ofrecerle sus místicos dones: la estrella se detuvo encima del lugar donde estaba el niño, en Belén de Judea. Se llenaron de inmensa alegría, entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y, postrándose, lo adoraron. Luego abrieron sus cofres y le ofrecieron oro, incienso y mirra.” 

El Evangelio de Mateo, que no da sus nombres, ni dice que fueran reyes y mucho menos que fueran tres, convierte a los Magos en testigos privilegiados del nacimiento de Jesús de Nazaret, del que ellos dan fe y cuya divinidad certifican. 

En los Evangelios apócrifos, o extracanónicos (nombre dado a escritos surgidos en los primeros siglos del cristianismo en torno a la figura de Jesús de Nazaret, y que no han sido incluidos en la Biblia), se relata: El Evangelio del Pseudo Mateo afirma que “los Magos le ofrecen dones espléndidos, luego cada uno regala al Niño una moneda de oro, y, finalmente, le ofrecen –también a modo individual– un regalo distinto: oro, incienso y mirra”, de ahí el número de tres Reyes Magos.  

Con respecto a sus nombres, las primeras referencias se remontan al siglo V a través de dos textos: el primero titulado “Excerpta latina bárbari”, en el que son llamados Melichior, Gathaspa y Bithisarea; y en otro, un Evangelio apócrifo, el Evangelio armenio de la infancia, donde se les llama Balthazar, Melkon y Gaspard.  

El dejar como costumbre los zapatos de cada miembro de la familia para que los Reyes dejen sus regalos, tiene su origen en una leyenda: dos amigos del niño Jesús, apenados de verle siempre descalzo debido a la pobreza de su familia, quisieron darle sus propios zapatos; pero como eran usados, en un intento de que parecieran nuevos, y para que tuvieran mejor aspecto, los generosos niños se esforzaron en limpiarlos al máximo, así que los lavaron y los dejaron por la noche en el balcón para que se secaran. Al día siguiente, milagrosamente los zapatos aparecieron llenos de regalos y dulces como premio a su buen corazón. Los Reyes Magos habían pasado aquella noche por allí y habían recompensado la bondad de los dos niños. 

Independientemente de la historia y de la tradición del día de los Reyes Magos, amable lector, lo invito a que sembremos en nuestros pequeños la ilusión de esperar a esos seres que llenan de alegría sus corazones y les hacen volar la imaginación; acompañemos a nuestros niños a introducirnos en ese mundo de ilusión donde todo lo que se desea es posible obtenerlo; y, si es necesario, para lograr sus sueños convirtámonos en uno de ellos. 

Es costumbre, además, pedir un deseo a cada uno de los magos en esa noche de Reyes, por lo cual los invito a reflexionar y solicitar con mucho fervor:  

Queridos Reyes Magos, les pido que se acabe esta terrible pandemia que ha provocado más de 5.3 millones de muertos a nivel mundial, que prevalezcan la salud, el trabajo y la paz para que haya una pronta recuperación económica; y, por último, que la divinidad ilumine a los gobernantes para que tomen las decisiones correctas a fin de disminuir los efectos del cambio climático que tanto daño ha hecho a la humanidad. 

¡Pidamos nuestros deseos! Cerremos los ojos y, con gran ilusión, creamos en la magia de los Reyes Magos para que sean cumplidas nuestras peticiones. 

A disfrutar de sus regalos. 

 

Jorge A. Rodríguez y Morgado 

Twitter @jarymorgado 

jarymorgado@yahoo.com.mx 

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