La música es de todos los colores
Hola, queridos lectores (as):
En esta ocasión les quiero platicar cómo es que las diferentes manifestaciones musicales han intentado que, a través del sonido de diversas obras, lo seres humanos aceptemos mirar a los otros como a uno mismo, y si no como tal, con la empatía y aceptación de que “cada uno es como es y anda siempre con lo puesto”, dijera Serrat. Combatiendo, así, el racismo y la discriminación.
Independientemente de cómo surgió la música, ésta ha servido a lo largo de la historia como vehículo de comunicación humana y, por lo tanto, las diversas civilizaciones la han utilizado para contar historias de la vida cotidiana.
En la edad media, por ejemplo, había una clara diferencia entre los trovadores y los juglares. Mientras que los primeros eran de una clase social alta y eran reconocidos por nobles y monarcas, los juglares hacían su trabajo en las calles sobreviviendo con lo poco que recibían del público itinerante.
Quizá estos artistas (los juglares) hayan sido los primeros compositores de la música de protesta. En sus obras manifestaban sus inconformidades y transmitían las noticias populares.
En otro sentido, mucha de la música latinoamericana tiene sus orígenes en la música que hicieron los esclavos africanos al llegar a este continente. Están, por ejemplo, la zamba argentina, toda la música brasileira, y la peruana, por supuesto; y al escuchar estos ritmos y letras de las canciones del sur, nos podemos dar cuenta del orgullo que sienten los artistas de tales regiones por el origen de esta música, cultivando hasta el día de hoy esos ritmos.
Ya en el siglo XX, hubo autores como Bob Dylan, con su canción “Blowing in the wind”, la cual, cabe mencionar, está asociada a los derechos civiles; John Lennon, con “Imagine”, por ejemplo: “…Imagine all the people, living life in peace…”, o, lo que es lo mismo, “Imagina toda la gente viviendo la vida en paz…”
La cantidad de canciones del folklore latinoamericano con sus grandes exponentes, como Atahualpa Yupanqui, quien decía: “…que no se quede callado quien quiera vivir feliz”. O la Milonga de los Hermanos, que inicia diciendo: “Yo tengo tantos hermanos que no los puedo contar, en el valle, la montaña, en la pampa o en el mar…”
¿Qué quiero decir con esto?, pues que afortunadamente las artes, y entre ellas la música, intentan a través de sus compositores manifestarse en favor de los derechos humanos, en la igualdad de las razas y credos, en la riqueza de la sensibilidad humana y en la maravilla que es que exista la diversidad en la humanidad.
Aunque en este breve artículo menciono varios títulos de canciones sobre el tema y que les sugiero escuchar, les voy a dejar, como siempre, el link de la canción relacionada con el tema, la cual en esta ocasión es “Canción con todos”, de César Isella y Armando Tejada Gómez, en las voces de Tania Libertad, Eugenia León y Guadalupe Pineda.
¡Disfrútenla!
Sergio Rizzo
rizzoser@yahoo.com.mx
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