Los dibujos animados

MÚSICA 

Sergio Rizzo 

 

 

“Mi luz, mi corazón, mi pajarita, mi creyón, por verte fui dejando siluetas en las puertas…” 

 

Ésta es frase de una canción maravillosa de Pedro Guerra que se llama Dibujos animados.  

Un tema por demás amoroso en que el autor menciona un montón de caricaturas y las asocia con la mujer amada. 

La caricatura es un arte que, asociado con la música, nos hace descubrir nuevos mundos y nos llena de buen humor. 

Por ahí leí en una de las redes sociales, que alguien hablaba de su primer contacto con la música clásica y se refería ni más ni menos que al conejo de la suerte, Bugs Bunny, interpretando magistralmente la Rapsodia Húngara N°2 de Franz Liszt.

Otro maravilloso ejemplo son Tom y Jerry, con la Marcha Turca de Beethoven, que, está por demás decirlo, se utilizó para el programa de comedia “El Chavo del 8”.

La música, como muchas de las bellas artes, cobra sentido cuando nos emociona y provoca que se despierten diversos sentimientos, y qué mejor si es el buen humor. 

Cuando escuchamos canciones del gran cronista de la Ciudad de México, Chava Flores, es inevitable imaginarnos la fiesta sui géneris de “Los 15 años de Espergencia”, del desastre que se generó en el funeral de Cleto (Cerró sus ojitos Cleto) o del reflejo social del “Bautismo de Cheto”.  

Chava Flores tuvo el talento de hacernos reír con su música y caricaturizar lo que sucedía en la Ciudad de México desde los años cuarenta hasta ya entrada la década de los 70’s. 

Grandes compositores se han hecho cargo de darles vida musical a las caricaturas: Henry Mancini a la Pantera Rosa y el inspector Closseau, Vince Guaraldi para la serie animada de Charlie Brown, Hoyt S. Curtin para casi todas las series de Hanna Barbera como “Los Picapiedra”, “Los Supersónicos” y, una de mis favoritas, “Don Gato y su pandilla”.  Por cierto, hay un episodio en el que Benito Bodoque da la impresión de que toca el violín mejor que Paganini. 

 Una de las cintas animadas que no hay que perderse por nada del mundo, es “Fantasía”, de Walt Disney, llena de música genial, en la que, para mí, la parte de “Una noche en la árida montaña”, de Modest Mussorgsky, es una de las piezas más impactantes en este filme de caricaturas.

Como podrán ver, queridos lectores (as), la música, tan etérea y volátil, ayuda a crear mundos en la imaginación de los talentosos dibujantes.  Les da el tiempo, el movimiento y la cadencia para que sus caricaturas cobren vida y nos muestren un poquito de sus pensamientos delirantes. 

Nos encontramos en el próximo número y disfruten de la vida, que, como dijo el padre de Silvio Rodríguez,” es maravillosa y a colores”.  

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