Poesía para no expertos

Luis Antonio Godina Herrera 

 

 

La poesía no siempre se vincula con temas serios o de una profundidad desmedida. Los poetas son en general percibidos como juglares, circunspectos, soñadores o comprometidos con sus causas. Pero sin duda la poesía sirve también para el divertimento o para hacer de la palabra florete, sable o espada. 

Hay ejemplos varios a lo largo de la historia de la literatura. Uno de ellos es el que protagonizaron en el siglo de oro español Don Luis de Góngora y Argote y Don Francisco de Quevedo y Villegas. Quienes se dedicaron obras satíricas para responder a las invectivas que se lanzaban. Eran visiones opuestas respecto a la poesía, la culterana de Góngora y la más cercana a la gente que era la de Quevedo. Un ejemplo de esta disputa es un soneto de Quevedo que hace una parodia de la nariz de Góngora. El soneto apareció de manera póstuma en 1647:  

 

Érase un hombre a una nariz pegado, 

Érase una nariz superlativa,  

Érase una alquitara medio viva,  

Érase un peje espada mal barbado; 

Era un reloj de sol mal encarado.  

Érase un elefante boca arriba,  

Érase una nariz sayón y escriba,  

Un Ovidio Nasón mal narigado. 

 

Érase el espolón de una galera,  

Érase una pirámide de Egipto,  

Los doce tribus de narices era; 

 

Érase un naricísimo infinito,  

Frisón archinariz, caratulera,  

Sabañón garrafal morado y frito. 

 

Para responder de alguna manera a ese soneto, Góngora hace burla de la forma de los pies y de las gafas de Quevedo y escribe: 

Anacreonte español, no hay quien os tope, 

Que no diga con mucha cortesía, 

Que ya que vuestros pies son de elegía, 

Que vuestras suavidades son de arrope. 

 

¿No imitaréis al terenciano Lope, 

Que al de Belerofonte cada día 

Sobre zuecos de cómica poesía 

Se calza espuelas, y le da un galope? 

 

Con cuidado especial vuestros antojos 

Dicen que quieren traducir al griego, 

No habiéndolo mirado vuestros ojos. 

 

Prestádselos un rato a mi ojo ciego, 

Porque a luz saque ciertos versos flojos, 

Y entenderéis cualquier gregüesco luego. 

 

Menuda forma de relacionarse de este par de titanes de la lengua española que, en conjunto con Cervantes y Lope de Vega, escribieron páginas insuperables de nuestra lengua.  

 

En la Biblioteca Palafoxiana se preserva un libro llamado Sonetos Jocoserios que dejaron escritos Francisco Benegasi y Luján y su hijo José Joaquín Benegasi y Luján; el poeta poblano Miguel Ángel Maldonado me hizo llegar una reproducción del mismo. José Javier Villarreal en el prólogo señala: “No hay nada más serio que las burlas veras –así lo entendió Alfonso Reyes-, ese tufillo del deleitar educando que no cesa de salirnos al paso, esa doble lectura o entrelínea que se va revelando en su justo tiempo.” Destaco el sguiente soneto contenido en el texto citado: 

 

Aquellos oscurísimos poetas, 

que no saben qué es gracia ni qué es chiste, 

dicen, sintiendo ver lo que escribiste, 

que para ti se hicieron las chufletas. 

 

Tú de escucharlos juzgo que te inquietas. 

¡Qué mal haces, Juan! ¡qué mal hiciste! 

¿Por qué, como hago yo, no te reíste 

y, tomando la pluma, los aprietas? 

 

Es turba de envidiosos, incapaces;  

es turba que nos anda con canciones, 

siempre enfadosos, vanos y mordaces, 

 

sirviendo sólo tales figurones 

para ser ejercicio de capaces 

y embarazar el paso en las funciones. 

 

En la poesía el humor debe estar contenido. En nuestro país, Efraín Huerta escribió sus llamados poemínimos, en donde conjuga el humor, la ironía y una forma muy singular de entender la poesía y hacerla un manjar para cualquier paladar. Seleccioné algunos de ellos: 

 

Pequeño Larousse 

Embustero 

Larousse. 

Yo sólo 

Escribo 

Versos 

De contenido 

Sexual. 

 

Ay poeta  

Primero 

Que nada: 

Me complace 

Enormísimamente 

Ser 

Un buen 

Poeta 

De segunda 

Del 

Tercer 

Mundo 

 

Con Pasión 

Y así 

Le dije 

Con desolada 

Y cristiana 

Bondad: 

Desnúdate 

Que yo 

Te 

Ayudaré 

 

En su conjunto, lo aquí relatado busca dejar en claro que la poesía y el humor van de la mano. Culteranos o no, el verso es un aliado para descubrir la realidad con risa o con llanto. La poesía es ese instrumento único para describir el mundo, que es una mezcla cotidiana de risas y lágrimas.  

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