Sanar para gozar
No cambies la salud por la riqueza, ni la libertad por el poder.
Benjamin Franklin
Uno de los deseos más vehementes del ser humano es contar con buena salud. Al estar sano, todo lo que se nos presente puede ser abordado con buena actitud y mucha fortaleza para llegar a superarlo, puesto que la salud no lo es todo, pero sin ella todo lo demás es nada.
De estudios realizados en osamentas antiguas se han descubierto diferentes patologías, como la artritis o la acondroplasia (estatura baja); se aprecia que ya en la antigüedad se realizaban trepanaciones, y es seguro que desde esa época la humanidad tratara de encontrar la cura.
En Mesopotamia, hace unos 6,000 años, ya se tenía conocimiento de varias enfermedades. En el Código de Hammurabi se hace referencia a la práctica médica y la forma de curar. En esa época la enfermedad era vista como castigo de los dioses por acciones impuras.
La religión ha jugado un papel importante en la mente del ser humano para creer que puede obtener salud. En la Biblia en Éxodo 23:25, también se acude a la divinidad para sanar; aquí se revela: Adora al Señor tu Dios, y él bendecirá tu pan y tu agua. Yo apartaré de ustedes toda enfermedad.
Asimismo, la religión católica en la Oración a la Divina Providencia pide el sanar a quien la rece y nos dice: …Arrodillado a tus plantas/A ti Caridad portento/Te pido para los míos/Casa, vestido y sustento. Concédeles la salud/Llévalos por buen camino/Que sea siempre la virtud/Lo que los guíe en su destino…
Se sabe, de acuerdo con los escritos de Heródoto, que en Egipto se inicia con el estudio científico de la enfermedad y su tratamiento a tal grado de existir un médico para cada padecimiento. Aquí seguía persistiendo la visión de que los dioses intervenían en la enfermedad y la salud.
Pero el gran impulso a la cura de enfermedades surge con los griegos y los romanos, ya que personajes como Hipócrates con sus cuatro humores, y Galeno, sirvieron como base de la medicina de occidente, durante más de mil años, para encontrar la salud.
Vemos que en la época medieval se combatía la enfermedad con mayor acierto, pero poco se pudo hacer para controlar o eliminar las epidemias. Fueron los científicos árabes los que empezaron a usar el alcohol para obtener la salud; aquí surge el nombre del médico y filósofo persa Avicena.
Fue en el siglo XVII cuando se empezó a democratizar la medicina, teniendo el ser humano mayores posibilidades de curar sus padecimientos. Los siglos XIX y XX fueron de considerables logros, ya que muchas de las enfermedades se pudieron controlar o aliviar. Es en este siglo XXI cuando gracias a los avances tecnológicos se ha visto que la salud se puede lograr con absoluta fiabilidad y prontitud, pero en muchos casos los costos todavía no son accesibles a la mayoría de la población.
Lo anterior se ha descrito con la finalidad de reflexionar sobre Svante Pääbo, el “arqueólogo del genoma”, galardonado, el pasado 3 de octubre, con el Premio Nobel de Medicina 2022, cuya fascinación por Egipto y el estudio de osamentas antiguas fue gracias a su madre, quien lo llevó a ese país, por lo que se interesó en estudiar Egiptología en la Universidad de Uppsala, Suecia.
Sueño que se desvaneció por estudiar más sobre el idioma que sobre excavaciones, momias y pirámides, que es lo que le interesaba, cambiando la arqueología por la medicina.
Pero al final él y su equipo hacen lo mismo que los arqueólogos, es decir, excavar en el genoma, buscando vestigios de la historia humana, para averiguar de dónde procedemos y cómo hemos interaccionado con otros humanos.
En su trabajo para el Nobel, Pääbo “desarrolló técnicas y consiguió abrir un campo de estudios que está ayudando a comprender aspectos de la salud humana y enfermedades actuales, con lo que se podrá llegar a sanar diferentes padecimientos”, lo cual es un avance importante para obtener la salud.
Todo el desarrollo que ha tenido la medicina a lo largo de la Historia, como se ha visto con anterioridad, ha permitido obtener numerosos logros, como el de Svante Pääbo, además de que el hombre pueda llegar a confiar en que vivirá más años, tendrá una mejor condición de vida y logrará “sanar para gozar” de todo lo que la naturaleza y la humanidad, por medio de la expresión de sus sentimientos con el arte y la sociedad, a través de sus tradiciones y costumbres mediante la cultura, le han legado para el disfrute de estas maravillas.
Jorge A. Rodríguez y Morgado
Twitter: @jarymorgado
jarymorgado@yahoo.com.mx
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