Y el destino nos alcanzó

Por allá de 1985, unos queridos amigos y un servidor asistimos a ver Terminator, aquel filme de ciencia ficción dirigido por James Cameron en el que el futuro gobernador de California encarnaba a un siniestro y desalmado personaje cuya inteligencia artificial tenía como misión eliminar a la humanidad. 

Salimos muy divertidos y pensando que aquello que acabábamos de ver no era otra cosa más que un churro bien hecho. 

Por aquella época también causó revuelo y asombro un personaje que, ya con inteligencia artificial, interpretaba cualquier obra al piano leyendo la partitura.  

Esta genialidad fue creación de nuestro muy querido amigo Alejandro Pedroza, con el apoyo de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, y lo llamó: “Don Cuco El Guapo”. 

Desde esos tiempos parecía que la inteligencia artificial ganaría terreno en todos los ámbitos y, estoy seguro, con la intención de mejorar la calidad de vida de los humanos. 

La música, por supuesto, no quedó impermeable ante tantos cambios. 

Me atrevería a decir que el principio de todo esto fue cuando surgieron los teclados electrónicos conocidos como sintetizadores, que, aunque los utilizaba una persona, igualaban los sonidos de cuerda principalmente. Esto llevó a que los grupos musicales se redujeran en número porque el mismo aparato llevaba grabada la música o la “pista” de determinadas canciones. 

Una herramienta que surgió posteriormente fue el famoso auto tune. Herramienta utilizada en los estudios de grabación para corregir notas desafinadas, en los cantantes principalmente.  

Un querido amigo decía: “Si con esto canta Lucía Méndez ¡yo también puedo cantar! …”  

Para presentaciones en vivo siempre existieron pedales y artefactos a fin de dar efectos a voz e instrumentos. Hoy en día existe un pedal conocido como “looper”, con el cual se puede ir grabando en vivo la voz, una guitarra o lo que se desee, de tal forma que al presionar un botón estamos escuchando un dueto o una guitarra de base, que permite realizar solos sobre este sonido grabado. 

Ya existe una gran controversia acerca de la inteligencia artificial, porque se ha logrado que con ésta se imiten las voces de grandes intérpretes con gran parecido y sin ninguna autorización por parte de estos artistas.  

Apenas otro querido amigo me mostró a un baterista tocando una batería inexistente, sólo las baquetas obedecen a la computadora para recrear este instrumento. ¡Impresionante! 

En síntesis, no estoy muy seguro de si todos estos cambios tecnológicos le harán daño o algún bien a este maravilloso arte. Esa opinión se la dejo a ustedes.  

Lo que sí está claro es que lo que en su tiempo fue sólo una ilusión, ya nos alcanzó en esta realidad.  

Los voy a dejar con dos enlaces: el primero con la batería invisible o “Aeroband”  

https://www.youtube.com/shorts/AC8I74FRvAA  

y el segundo con un video de Jorge Drexler utilizando varios aparatos de los que les he platicado en este artículo. En la letra de este tema habla de toda esta modernidad y globalización, “Disneylandia”.

Nos leemos a la próxima. 

 

 

Sergio Rizzo   

rizzoser@yahoo.com.mx

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