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¿Corregir o no corregir?

 

¿Cree usted que sea correcto decirle a una persona, cuando habla o escribe mal, que se equivocó? 

Ésta es una de las varias preguntas que suelen plantearse, en diversas circunstancias, mis lectores, radioescuchas o televidentes que oyen y/o ven los programas en los cuales colaboro. 

Mi respuesta, ante la incredulidad de ellos y su comentario de que pueden molestarse, es que lo hagan, pues de esa manera se les está ayudando. 

Les digo incluso que, si quieren ayudar a alguien, le hagan ver sus errores al hablar o escribir, y si quieren dañar a alguien, que no lo hagan. 

Y es que hacerle ver a alguien sus errores en el manejo del idioma, es ayudarle a no repetirlos, y por tanto, ayudarle a mejorar su imagen como hablante (usuario del idioma). 

Un caso concreto: una persona que estimo dijo en una ocasión: “Para que de este modo reforce mi propuesta.” Dado su nivel como profesionista, dudo que haya sido un error; más bien creo que se trató de un descuido. Como haya sido, debo admitir que cometí un error al no hacerle la corrección en ese momento (posteriormente lo hice, y me agradeció), pues, siendo profesionista, se fue con la idea de que lo dijo bien. Obviamente, “reforce” es tan equivocado como “refórcemos”. En el primer caso debe ser “refuerce”; y en el segundo, “reforcemos”. 

Cuánto bien, entonces, se le hace a quien de verdad apreciamos, si corregimos su forma de expresarse. 

Es como darle elementos para que se desenvuelva mejor en la vida, pues su imagen no se deteriora y su entendimiento con otros es más efectivo. 

A esto se debe que, en diversos medios de comunicación, me dedique a realizar comentarios en torno a un adecuado empleo del idioma español. Ayudar a otros a mejorar su manera de hablar y escribir no sólo es bueno de manera personal. Es además bueno de manera colectiva porque así se mejora la comunicación. 

Por supuesto, también es importante aceptar que nos corrijan cuando incurrimos en dislates. Cierta vez dije por televisión: “Se llama talón de Aquiles a una parte de la pierna.” 

En realidad, debí decir “tendón de Aquiles”, y así me lo hicieron ver, y yo lo agradecí. Y es que me fui con el famoso mito del “talón de Aquiles”, aquella zona del pie de Aquiles que la diosa Tetis, su madre, no metió en la laguna Estigia (pues de ahí lo sostuvo), y en consecuencia era su parte vulnerable (se llama metafóricamente “talón de Aquiles” a la parte vulnerable de alguien), justo donde Paris le dio el flechazo que lo mató. El tendón, en cambio, en un nombre específico de la anatomía humana, no obstante hacer alusión al héroe griego Aquiles. 

Claro, para hacer correcciones no olvidemos dos aspectos: 

1) Lo “correcto” o “incorrecto” tiene relación con las diversas épocas. Por ejemplo, se decía “mesmo” en la época de Cervantes; hoy se dice y se debe decir “mismo”. También, tiene que ver con circunstancias educativas y sociales. Por ejemplo, en el campo dicen “humadera”, pero en la ciudad decimos y debe decirse “humareda”, pues el sufijo “eda” significa “conjunto”, como en “arboleda” y “alameda”, conjunto de árboles y de álamos, respectivamente. 

2) Es fundamental tener en cuenta que, para entendernos mejor, es bueno atender el sistema de normas gramaticales vigentes. 

 

Miguel Campos Ramos

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