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Lo que la pandemia nos ha dejado

 

“Stalin expresó como nadie cuando,  

a finales de la década de 1920, le  

preguntaron qué desviacionismo era peor,  

si el de derechas o el de izquierdas,  

a lo que replicó: <<¡Ambos son peores!>>”  

Slovan Zizek 

 

Cuando estábamos a mitad de la pandemia, por ahí del otoño de 2020, resulta que se veía en muchos de los intelectuales, políticos y demás personajes, una especie de esperanza en cuanto a la solidaridad que de repente se observaba en los momentos mas álgidos de la pandemia, que se transmitían en los medios de comunicación, como los aplausos en España a todo el personal de limpieza; incluso, en ocasiones se veía el apoyo de personas proporcionando despensas a los que abundan en las calles sin rumbo alguno; se veía, en ciertos casos, solidaridad con los enfermos y sus familiares. Pero solamente quedó en eso, en simples buenos destellos. Lo que sobresalió y lo que hoy estamos viendo es: ¡Que cada quien se las arregle como pueda! 

En los países más fuertes económicamente del planeta, se veían los apoyos económicos a los más necesitados, a los propietarios de negocios y a los empleados, por parte de los gobiernos para que no cerraran las puertas, y con ello se evitara el despido de personal que esto implica. Desde luego que en América Latina no podía suceder; más que por cualquier otra razón, por la falta de recursos económicos de los Estados. Es un lastre que lleva décadas en esta región del planeta. 

Pero esas muestras de cariño, de apoyo económico, de solidaridad de la sociedad, no duraron más que el lapso del furor de la pandemia. Una vez que la vida en el mundo se ha ido normalizando, pareciera que no sucedió nada con la pandemia: desaparecieron los apoyos de quienes voluntariamente donaban  o ayudaban en algo, aparecieron los vagabundos por todos lados tirados en las calles, especialmente en Estados Unidos de América; aquí en México, adicionalmente a ello, aparecieron nuevamente los migrantes y sus caravanas, con miles de personas que van a su suerte intentando atravesar un país que no es el de ellos para llegar a otro que tampoco lo es, pero que tienen esperanza de que sea mejor que en donde nacieron, y por ende, puedan vivir mejor. 

Por lo que compete a la actividad económica, es evidente que tuvieron que cerrar muchos negocios, por lo menos en México. Según estadísticas del INEGI, cerraron en diciembre de 2020 un millón de empresas, entre pequeñas y medianas. Esto desde luego conllevó desempleo y la salida anticipada de muchas personas para jubilarse, ya descontando las penosas muertes de miles de personas.  

Habrá que adicionar lo que sucedió con las oficinas, los empleos. En muchas de las grandes empresas, en los denominados corporativos, en aquellos lugares en donde había una concentración de personal, sirvió la pandemia de laboratorio para mandarlos a sus casas, y ahora hay muchas empresas, especialmente transnacionales, que no pretenden regresar a las oficinas, que han visto un ahorro muy importante en no contar con el personal en las oficinas, y a las que les ha servido también para que muchos fueran despedidos o, en su caso, adelantaran sus retiros; por ende, habrá una gran cantidad de personas en el mundo que nunca más regresarán a las oficinas habituales, menos aun contarán con un empleo. 

En el caso de los alumnos y las escuelas, es claro que ha sido un golpe sustancial la ausencia de clases, y después las clases por medios electrónicos, e incluso unos por televisión. Tendremos en breve a una generación muy amplia de personas que contarán con grandes deficiencias debido a las clases con profesores improvisados en la tecnología de la información, al igual que los alumnos y los padres de familia. El resultado será una caída de la calidad educativa, no solamente en México, sino en gran mayoría de los países del mundo. Sobre esta problemática poco se ha visto la forma de revertirla, pero las consecuencias se verán a mediano plazo. 

Por otra parte, pasará mucho tiempo para que se recupere el sector turístico. Para los viajes de negocios será la misma situación, lo mismo que sucede con los cursos de capacitación, que se harán de forma más práctica por medios digitales. 

¿Qué nos dejó la pandemia? Hay una respuesta contundente: no dejó nada bueno. Para las familias de los fallecidos, no hay nada más que mencionar. Para los desempleados, los alumnos sin escuelas, los negocios con las cortinas abajo, la pandemia no dejó nada. Los políticos y los gobernantes nunca se esperaron algo así, por ello es que no estaban preparados para esto; la templanza que tuvieron en muchas ocasiones es lo que mantuvo la paz social en algunos países. Eso que se dice de: “Las cosas no serán igual”, hoy es una realidad.  

Muchos intelectuales sostuvieron que con esto se modificarían las cosas en el mundo. Hasta el momento no es así. Se trata de una posición meramente romántica. Las cosas seguirán siendo iguales, con las salvedades mencionadas, pero el hiper-individualismo y el “consúmase y tírese”, seguirán siendo los pilares de estas generaciones, a pesar de que con la pandemia se pudo demostrar la debilidad de la humanidad. Como esto ya pasó, pues la debilidad también ya aprobó su examen. Tampoco estamos en los momentos finales de la pandemia como para sostener que ya pasó, o que ya es historia, pues es evidente que se hará cíclica, que se reforzará el virus, como lo sostienen los que saben de esto, y que será habitual en la población saber que algunos días o semanas se deberán de quedar en casa. Se hará una práctica común. Pero de aquí a que haya cambiado la humanidad, las naciones, los pueblos y los dirigentes de las naciones para hacer una sociedad más solidaria, se queda de tarea para otra catástrofe de mayor gravedad. 

 

(Žižek, Slavoj, El coraje de la desesperanza: Crónicas del año en que actuamos peligrosamente, Barcelona, Editorial Anagrama, 2018., Morin, Cambiemos de vía: lecciones de la pandemia, España, Editorial Planeta, 2020, BYUNG-CHUL HAN, “EL HOMBRE TIENE QUE RECUPERAR LA LIBERTAD”, Bloghemia  noviembre 16, 2020. Recuperado de: https://www.bloghemia.com/2020/11/byung-chul-han-el-hombre-tiene-que.html, Slavoj, Zizek, Pandemia: La covid-19 estremece al mundo, Barcelona: Editorial Anagrama, 2020, Chomsky, Noam, “Más grave que el coronavirus es la ineptitud de nuestros líderes”. Política, por Pijama Surf, 04-04-2020, Byung-Chul Han y el coronavirus: “La muerte no es democrática”, Página 12: Ciudad de Buenos Aires, Argentina, 17 de mayo de 2020, Boaventura, De Sousa Santos, La cruel pedagogía del virus, Buenos Aires: CLACSO, Libro digital, 2020) 

 

Silvino Vergara 

(Web: parmenasradio.org)

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