La carcajada y el drama

MÚSICA 

Sergio Rizzo 

 

 

En el camerino, en la espera para salir a escena, los actores se concentran y se llenan de sus personajes.  Asimilándolos, viviéndolos, integrándolos a su vida. 

Cuando se escuchan los primeros acordes de la música, el actor queda atrás, y en el escenario surgen los personajes vivos al alzarse el telón. 

¡Esa es la magia!, las historias y la ficción unidas con la música transforman a los seres comunes en seres extraordinarios que nos emocionan al interpretar las vidas de aquellos que fueron creados con tinta y papel. 

El Teatro. Ese mundo delirante en el cual los espectadores vivimos emociones intensas con el movimiento y la música. 

Es innegable que la música es parte fundamental de este maravilloso arte. Siempre está presente con sus notas blancas y negras, apoyando la historia y enmarcando el quehacer teatral. 

Aunque la disciplina teatral existe desde los antiguos griegos, y en muchos casos era cantada, entre los siglos XVI Y XVII se desarrolló, principalmente en Italia, una forma de hacer teatro en donde la narrativa estaba realizada con música y canto: la ópera. 

En pleno renacimiento la gente de diferentes círculos sociales asistía a esta nueva forma de arte, y al pasar el tiempo se afirma y ha permanecido hasta nuestros días.  

La creación de dicho “género musical” se le atribuye, según los estudiosos, a Jacopo Peri (1561-1633), quien escribió la ópera Dafne en 1597, considerada, por supuesto, la primera ópera. 

Después llegaron aquellos cuyos nombres aún resuenan en nuestros tiempos: Claudio Monteverdi (1567-1643), Georg Friedrich Händel (1685-1759), Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), por nombrar sólo algunos, y mencionando, especialmente, a Giacomo Puccini (1858-1924), quien es considerado uno de los más grandes compositores de los siglos XIX y XX, cuya música aparecería en el origen de otro maravilloso arte: el cine. 

Por la misma época de Puccini, surge en la ciudad de New York otro género que está emparentado con la ópera y que, según los historiadores, surge de manera casual debido a que una compañía de Ballet no tenía donde ensayar y un empresario les ofrece un teatro para que trabajaran, pero debían combinar la danza con el teatro. 

Era el año de 1866 cuando surge con el estreno de la ópera “The Black Crook”, escrita por Charles M. Barras (1826-1873). Aunque también, según los estudiosos, se considera a George M. Cohan (1878-1942) como el creador del teatro musical, quien compuso la inolvidable Yankee Doodle Boy. 

Quién iba a decir que el teatro musical se consolidaría tanto que, hasta nuestros días, se siguen interpretando obras de George Gershwin (1898-1937) con su memorable Rhapsody in Blue, que, por cierto, acaba de cumplir 100 años de haber sido creada, o Summertime. 

Más adelante, Leonard Bernstein (1918-1990); en lo personal, Side West Story me parece una obra formidable. ¡Es mi favorita! 

Andrew Lloyd Weber (1948- ) con Cats, El Fantasma de la Ópera y Jesucristo Super Estrella, que, no está por demás decirlo, creó una fuerte polémica por el relato de la pasión de Cristo. 

 Y en tiempos actuales, está el formidable Lin-Manuel Miranda (1980-) con sus obras Broadways In The Hights, y Hamilton, por nombrar algunas. 

No podemos dejar pasar por alto, y ya para concluir, “Tommy”, la primera ópera rock escrita por el grupo británico The Who por allá de la década de los 60´s. 

Me despido, queridos lectores (as), dejándoles varios links para que disfruten de la música que, en complicidad con el teatro, ha hecho que los personajes de estas obras se vuelvan inmortales junto con sus creadores. 

 

De Puccini “Nessun Dorma” (Turandot)

 

De George M. Cohan “Yankee Doodle Boy” 

 

De George Gershwin “Rhapsody in Blue” 

 

De Leonard Bernstein “Maria” (Side West Story) 

 

De Andrew Lloyd Weber “Memory” (Cats) 


Y De Lin-Manuel Miranda “Burn” (Hamilton) 

Hasta la próxima. 

 

 

rizzoser@yahoo.com.mx

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