Arquitectura: arte para mostrar el amor
SABER PROFUNDO
Jorge A. Rodríguez y Morgado
“Un arquitecto es el constructor de sueños, el alquimista de lo posible”
Santiago Calatrava
El ser humano, desde la más remota antigüedad, ha buscado construir espacios en donde poder sobrevivir y en los que pueda sentirse seguro, cómodo y en paz. En su inicio los refugios naturales (cuevas) y los hechos de ramas y hojas eran lo más básico y necesario para la supervivencia. Se puede afirmar que el origen de la arquitectura es la conservación de la especie.
Con el paso del tiempo se empezaron a tener otras necesidades más allá del simple refugio. Se abandonaron los lugares naturales y se comenzaron a usar otro tipo de materiales, como la piedra y la madera, ya que esto hacía la obra más segura y duradera; además, se empezó a darles un sentido más personal, más espiritual.
Uno de los testimonios más antiguo sobre la práctica de la arquitectura está dado en la Biblia, en Génesis 11:3, cuando se habla de la Torre de Babel: “Un día se dijeron unos a otros: Vamos a hacer ladrillos y a cocerlos al fuego” … “Construyamos una ciudad con una torre que llegue hasta el cielo. De ese modo, nos haremos famosos y evitaremos ser dispersados por toda la tierra”.
La necesidad de sobrevivir llevó a crear nuevas construcciones para dirigirse a alguien a quien orar cuando el tiempo o el hambre arreciaban. El contactar con los dioses y el sentido de lo divino fue una necesidad de nuestros antepasados.
En el momento en que apareció la Iglesia, la función de la arquitectura se basó casi exclusivamente en la creación de lugares de culto donde poder adorar a Dios. Además, los reyes comenzaron a construir palacios y sepulturas dignos de su rango. El objetivo era ser el más ostentoso, el más grande, el más bello y el más rico.
La arquitectura es considerada una de las siete disciplinas principales que componen las bellas artes, siendo las otras: escultura, pintura, música, literatura, danza y cine. Estas disciplinas nos muestran diferentes formas de expresión artística que buscan generar una experiencia estética y emocional en el espectador.
Esa experiencia estética y emocional fue plasmada por los arquitectos en varias obras diseñadas como símbolo de lo más sublime de la espiritualidad, el amor, el cual, con la durabilidad de los edificios, se transformaba en amor eterno.
Las historias de amor existen en diversas construcciones del mundo. Tenemos, por ejemplo, el Castillo de la Fuerza, La Habana, Cuba, construido en 1558; fue la primera gran fortaleza de la isla, que recuerda una vieja historia de amor: la de Isabel de Bobadilla, la única mujer que ha gobernado Cuba y que murió con la nostalgia de la espera de su amado, Hernando de Soto, quien se fue a conquistar Florida y nunca regresó. Desde esta edificación, ella esperaba a su amor eterno.
También, el Petit Trianon, de Versalles, Francia. Luis XV encargó la construcción de un “pequeño” castillo en el recinto del palacio de Versalles en 1762 para su amante Madame de Pompadour, pero el rey falleció cuatro años antes de que el edificio fuese terminado.
Múltiples han sido las construcciones hechas por amor, pero la que tiene una especial mención es El Taj Mahal, “El Mausoleo Símbolo del Amor Eterno”, construido en la ciudad de Agra, India, entre 1631 y 1654; es una de las siete maravillas del mundo moderno que encierra una de las historias del más profundo amor.
En 1607 el Príncipe Imperial Yurram conoció a la princesa Arjumand Banu Begum, de sólo 15 años, pero el príncipe fue forzado a casarse con una princesa persa. 5 años después de haber visto a Arjumand por última vez, su corazón no podía olvidarla, y dado que la ley musulmana lo permite el príncipe, la buscó y lograron casarse en 1612. El Emperador nombró a su amada “Mumtaz Mahal”, que significa la “Elegida del Palacio”.
Unos años después fue coronado con el nombre de Shah Jahan, “Rey del Mundo”. Pero, más tarde, sufrió la peor tragedia de su vida. Su amada y favorita esposa, Mumtaz Mahal, no resistió el parto de su 14a hija. En su lecho de muerte, la reina le pidió a su rey que construyera su tumba y la visitara cada año en el aniversario de su fallecimiento.
En su memoria construyó el que sería el mejor mausoleo del mundo, hecho con mármol blanco, piedras preciosas y joyas traídas de todo el mundo. Cuenta la leyenda que cuando el edificio estuvo acabado, Jahan ordenó cortar la mano al arquitecto que diseñó el Taj Mahal, para impedir que pudiese repetir una obra semejante.
En la actualidad, la arquitectura vive uno de sus momentos más importantes, sobre todo gracias al auge de la sostenibilidad como forma de vida. Buscamos de nuevo el contacto con la tierra, con nuestros orígenes primitivos, y aparece una nueva visión: la de reconectar con el planeta y aprovechar, de forma responsable, los recursos que nos da.
Twitter @jarymorgado
jarymorgado@yahoo.com.mx
Leave us a reply