Corrección y prestigio lingüísticos

Miguel Campos Ramos 

Minucias del idioma

 

 

Una de las preguntas más recurrentes que escucho, ya sea en mis colaboraciones en medio de comunicación, o después de alguna charla-conferencia, es si tal o cual palabra o expresión son correctas. 

Al respecto, vale explicar el concepto de corrección sustentado en la gramática, pero también en el prestigio lingüístico. 

Cuando hablamos de corrección gramatical, hablamos de problemas de fondo. Y es que un error gramatical puede causar problemas serios de comunicación entre emisor y receptor, es decir, entre hablante y oyente. Pongamos los siguientes casos. El primero: en la autopista hay un choque entre dos vehículos, y el saldo es de varios heridos. El segundo: a un turista lo golpean y le quitan mil dólares. 

Para el primer caso se redacta el siguiente parte policíaco: 

“En la autopìsta hubo un incidente.” 

 Con dicha expresión se dice que ocurrió un “incidente”, es decir, algo que no se esperaba, pero no se especifica que se haya tratado de un choque grave entre vehículos, para lo cual hubiera sido necesaria la palabra “accidente”. Si así se redacta el parte legal, después pueden sobrevenir serios problemas en la investigación y seguimiento del asunto. 

Para el segundo caso se presenta una denuncia en una agencia del ministerio público y se anota el siguiente parte: 

“El turista Nick Adams fue víctima de un asalto.” 

Si no se precisa que se trató de “asalto con robo”, después surgirán problemas con la investigación, pues un “asalto” es sólo el acto de “asaltar”, como “dar un salto y salir al paso”, y no implica necesariamente el robo. Se debe de precisar el concepto “fue víctima de un asalto con robo”. 

Ahora bien, si hablamos de corrección según el prestigio de determinadas palabras, bien queda como ejemplo la palabra “anafe”, que así debe decirse y escribirse, pues es de origen árabe, de las raíces “a-nafif”, que quieren decir “horno portátil”, o “el hornito”. Algunas personas sin embargo insisten en llamarle “anafre”. Bueno, en este caso sólo se trata de una deformación que, si bien es resultante de la ignorancia, no causa mayores problemas, excepto definir la imagen de quien la usa. 

Para efectos de corregir el modo de hablar y escribir, se deben tomar en cuenta ambos principios, es decir, la gramática y el prestigio social de las palabras. Aunque sin duda es mucho más importante la gramática, pues de ella depende más que nos comuniquemos con precisión y tino.  

 

 

 

camposramos@outlook.es 

@miguelcamposr15 

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