Las Troyanas de Eurípides: las que se quedan
TEATRO
Rodolfo Meléndez Sánchez
Escrita en el 415 a.C., “Las troyanas”, de Eurípides, es una de las tragedias más impactantes de la Antigua Grecia. La obra, que forma parte de una trilogía ambientada en la Guerra de Troya, ofrece una visión descarnada sobre el sufrimiento de las mujeres tras la caída de su ciudad. En un mundo que muestra la peor cara del patriarcado, manchado por la ambición y la violencia.
Dentro de la trilogía a la que pertenecía, “Las troyanas” se complementaba con “Alejandro” y “Palamedes”. Mientras que la primera relataba el regreso de Paris para reclamar su derecho de nacimiento, la segunda narraba la tragedia del héroe griego Palamedes, ejecutado por traición. Sin embargo, la única obra que ha llegado hasta nosotros es “Las troyanas”, una obra que muestra el dolor de las que se quedan, todas esas madres, abuelas, hijas, que soportan la pérdida de sus hijos cuando ellos fallecen, o cuando se corrompen.
La tragedia inicia con la aparición de los dioses Poseidón y Atenea, quienes sellan un pacto para castigar a los griegos por la destrucción de Troya. La protagonista es Hécuba, la anciana reina de Troya, quien se convierte en la primera al frente de la destrucción de su pueblo. El golpe se hace todavía más personal cuando sus hijas y nueras son condenadas a la esclavitud, mientras su ciudad es reducida a cenizas.
Eurípides presenta una inversión del enfoque tradicional de la epopeya. Mientras que “La Ilíada”, de Homero, se centra en los héroes masculinos, “Las troyanas” pone el foco en las mujeres que sobreviven a la guerra. Andrómaca, Casandra, Polixena y la propia Hécuba son retratadas no sólo como víctimas, sino también como figuras que enfrentan su destino con resignación. Andrómaca es condenada a la esclavitud, Casandra es entregada como concubina de Agamenón, y Polixena es sacrificada en la tumba de Aquiles.
Uno de los momentos más impactantes de la obra es la decisión de los griegos de ejecutar a Astianacte, el hijo de Andrómaca y Héctor, para evitar que en el futuro busque venganza por la caída de Troya, mostrando una cara más cruda de “los crímenes del padre serán pagados por el hijo”, o en este caso por el sobrino. Otro motivo más para odiar a uno de los peores personajes jamás escritos, Paris.
Las troyanas es el holocausto de Eurípides, donde se difumina esa línea que Homero había trazado en “La Iliada” con esta guerra de buenos contra malos. Aquí los héroes desaparecen, y todos se convierten en los responsables directos o indirectos del sufrimiento de las mujeres que vieron a su nación y sus vidas desmoronarse. En la guerra no hay héroes, sólo verdugos.
Leave us a reply