Viva la gente
EDUCARSE ILUSTRA
Éricka E. Méndez Ortega
Con más gente a favor de gente,
en cada pueblo y nación,
habría menos gente difícil
y más gente con corazón
Paul y Ralph Colwell
La gente evoluciona con la vida, con el tiempo, con las sociedades y con la gente misma. Pero, aunque suene paradójico, puede involucionar según lo vaya marcando la velocidad del desarrollo humano y más ahora con la diversidad tecnológica y los tipos de inteligencia que existen, que al parecer apuestan por romper estos lazos en lugar de reforzarlos. Debemos tomar en cuenta que la característica esencial de la gente es la interacción, relacionarse unos con otros, intercambiar ideas, emociones, miradas, sonrisas, de manera presencial, de persona a persona. Esto es lo que hace a la gente. Sin embargo, en la actualidad, pareciera que lo que se busca es lo contrario, el aislamiento, la individualidad, entendida como la no interacción con los demás.
Mucho han influido a esta condición social la conectividad y la tecnología, ya que algunas personas prefieren interactuar a través de pantallas en lugar de cara a cara. Las redes sociales en sus plataformas como facebook, instagram y twitter (X) han cambiado la forma en que compartimos información y nos relacionamos; si bien han agilizado la comunicación en muchos aspectos de nuestra vida laboral y escolar, también se han transformado en muchos y diversos peligros, sobre todo para la gente joven, como la presión social y el ciberacoso, que tienen como consecuencia conductas no sanas para la gente, que llega incluso al suicidio.
Debe de tomarse en cuenta también que no todo, en este mundo de las redes sociales, es perjudicial. La comunicación instantánea ha permitido que la gente se conozca en tiempo real, independientemente de la distancia. Esto ha transformado las relaciones personales. Es increíble que se pueda conocer gente de todo el mundo en un instante sin salir de una habitación, aunque la convivencia se vuelva un tanto fría, desdibujando las líneas entre la vida laboral y personal. Hace tan sólo un par de décadas esta posibilidad de comunicación internacional no se imaginaba; ahora, literalmente, tenemos a la gente en nuestras manos.
Encontrar el justo medio de este tipo de convivencia se antoja un tanto difícil, si ya por sí mismas las relaciones interpersonales son un poco complicadas, teniendo de por medio pantallas negras entre una y otra persona o entre unas y otras personas, la situación se complica aún más. El abuso de comunicación virtual provoca que la gente esté absorta en lo que le presentan las pantallas, sea un contenido de calidad o no, que en la mayoría de los casos no lo es.
Tristemente, nos percatamos de que estos dispositivos toman también el papel de niñera: mientras la familia está conviviendo, los más pequeños no los molestan porque se entretienen con un celular o una tableta que sus padres les proporcionan. Precisamente en las reuniones familiares o laborales o del tipo que éstas sean, cuando se presenta un momento de ocio, el primer protagonista es el celular, que actúa como el mejor compañero del no saber qué hacer en ese momento, aunque se esté rodeado de gente.
No podemos soslayar el avance que la humanidad ha tenido en cada época de su existencia, y por su misma naturaleza evolutiva seguirá descubriendo e inventando sistemas que hagan la vida de la gente más práctica y funcional, lo cual está muy bien, siempre y cuando no olvidemos que las cosas son importantes, pero la gente lo es más, según aquella memorable canción de la década de los 60: Viva la gente.
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