Bastante, suficiente y demasiado

Minucias de idioma

Miguel Campos Ramos 

 

 

 

En la novela El amor en los tiempos del cólera (Editorial Diana, 1a. ed., diciembre de 1985, p. 9) Gabriel García Márquez da una muestra certera de cómo usar el adverbio de cantidad “bastante”: El cuarto sofocante y abigarrado que hacía al mismo tiempo de alcoba y laboratorio, empezaba a iluminarse apenas con el resplandor del amanecer en la ventana abierta, pero era luz bastante para reconocer de inmediato la autoridad de la muerte. 

Este adverbio, en efecto, tiene el significado de “bastar”, es decir, “ser lo justo o necesario para algo”. Por esto resulta un disparate cuando alguien lo emplea sin más como sustituto de “mucho” o de “excesiva cantidad”. Por ejemplo, no es infrecuente escuchar frases como: “Fulano de tal tiene bastante dinero” o “Zutano sabe bastante”. Para que las dos frases tuvieran sentido habría que agregarles, en el primer caso, “bastante dinero para qué”, y en el segundo, “de qué o para qué sabe bastante”. Alguien puede tener cien mil pesos y de él se puede decir con propiedad que “tiene bastante dinero para adquirir un automóvil de tal costo”. Por otro lado, hay que precisar “de qué o para qué sabe bastante” el segundo sujeto, por ejemplo, para “conducir un automóvil” o “para aprobar un examen”. Así sí es acertado usar “bastante”  

Un empleo muy común pero correcto de “bastante” es tras una comida. “Ya comí bastante”, dice alguien indicando que ya comió lo necesario o lo suficiente para satisfacer su hambre. Por lo mismo si esa persona dijera “Ya comí demasiado”, se entendería que se excedió, pues “demasiado” es un adverbio, también de cantidad, que significa “de más”. En tal caso alguien puede comer “demasiado”, es decir, “de más”, si acostumbra determinada cantidad y se le pasó la mano. 

También es un error usar “demasiado” como equivalente de “mucho” o de “muchísimo”. Y es que igual habría que establecer la relación “de más para qué”. Pongamos por caso el del magnate de los programas para computadoras Bill Gates: por mucho dinero que tenga no puede tener “demasiado”, a menos que se diga para qué, pues siempre habrá algo que cueste más que los miles de millones de dólares que posee. 

En conclusión, al utilizar los adverbios “bastante”, “suficiente” y “demasiado” hay que agregar la idea con la cual guardan relación. Y, por favor, no olvide usted que es un disparate emplearlos como equivalentes de “mucho”, pues este adverbio de cantidad implica una proporción siempre relativa e imprecisa. Así, si alguien dice: “Fulano tiene mucho dinero”, indica una percepción muy subjetiva de una supuesta elevada cantidad que quizás para otra persona no signifique tanto. Para un pobre 100 pesos son mucho. Para un millonario, prácticamente nada. 

 

 

 

camposramos@outlook.es 

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