Cómo el jazz moldeó la cultura popular de los siglos XX y XXI
LA CAVERNA
Miguel Campos Quiroz
Hablar del jazz es hablar no sólo de uno de los géneros musicales más interesantes (y deliciosos) de la época contemporánea, que dio forma a la práctica totalidad de la cultura musical del siglo XX, sino que, es más, mucho más, que sólo un género musical y un ritmo. Es todo un lenguaje y un imaginario que dio forma a la totalidad de la cultura popular del siglo XX, y por extensión, a la de nuestro siglo presente.
El jazz en sus principios más básicos es una música caracterizada por sus ritmos improvisados y su energía vibrante. Nacido entre la comunidad afroamericana de Nueva Orleans a principios del siglo pasado, el jazz se convirtió de inmediato en toda una revolución cultural, en una vanguardia musical caracterizada por la innovación y la libertad creativa, que rompía con los modelos musicales anteriores, tanto tradicionales como académicos, para convertirse así en la nota clave que marcaría la dirección que seguiría toda la cultura musical del siglo XX.
En efecto, no hay estilo musical popular que desde principios de ese siglo hasta la fecha, no haya sido influenciado por el jazz, o que no sea en gran medida un efecto de la revolución musical que este significó: desde el charleston y el swing hasta el rock y el hip hop, pasando por los así llamados «ritmos latinos», incluyendo el bolero y las baladas, y por ende toda la música pop, no hay prácticamente ningún género musical de entonces para acá que no haya sido tocado, directa o indirectamente, por el impulso iniciado por el jazz, y que por lo tanto no sea hijo de éste.
Y es por ello mismo que la cosa no quedó en lo meramente musical.
Toda la cultura popular del siglo XX, como se ha mencionado ya, estuvo determinantemente marcada por la cultura del jazz y fue moldeada por ella en su totalidad. Desde el impacto en el estilo de vida y la moda, en la cultura del club nocturno y de la danza, llegó hasta el cine convirtiéndose en bandas sonoras de culto de importantes franquicias, pero también se convirtió en inseparable de los dibujos animados (todo el mundo conoce y ubica el tema de «La Pantera Rosa», compuesto por Henry Mancini, el cual se ha grabado de manera indeleble en el imaginario colectivo), y de otros contenidos televisivos.
Y es tal la importancia de la música jazz en la cultura de los dos últimos siglos, que su influencia trascendió a la esfera de la literatura de la mano de escritores como Ernest Hemingway o Scott Fitzgerald, quienes en sus obras retrataron la atmósfera de aquellos años en los que el jazz era parte esencial de la vida cotidiana y social, y sobre todo de la vida nocturna. Asimismo, las vanguardias literarias de aquellos años no dejaron de experimentar con la utilización de lenguajes que imitaban la musicalidad y espontaneidad del jazz, el cual sirvió como metáfora de la libertad y de la innovación narrativa frente a las tradiciones y convenciones literarias anteriores.
En nuestros días, el jazz se ha convertido en una música de culto, que a lo largo de las décadas ha evolucionado y se ha ido fusionando con diversos y muy variados géneros y ritmos, dando origen a propuestas y a sonidos experimentales, que en muchas ocasiones no son para todos los oídos.
Y también siguen siendo de culto los grandes clásicos del jazz como Louis Armstrong y Duke Ellington, cuyos temas además han inspirado montones de covers y de nuevos arreglos, y que aún siguen siendo los grandes favoritos de los fanáticos del género.
Pues son muchos los que aún siguen disfrutando del jazz a la media luz de un club nocturno mientras beben una copa, o simplemente en la mesa de un café. O en Sibarita NY, donde se vive el jazz.
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