La formación humanista

Éricka E. Méndez Ortega 

 

Conceptos como bienestar, salud mental, autoactualización, vida plena, autoestima, autoimagen y el yo ideal, constituyen, en suma, lo que el ser humano debería atesorar en su caminar por la vida puesto que, de esta manera, podría contagiar a más seres humanos para que eligieran un estilo de vida netamente humanista. 

Sin embargo, el sentido del humanismo se ha desvirtuado, sobre todo en el ámbito educativo, confundiendo esta teoría con el término humanitario, que en su acepción se ubica en la ayuda a los demás, en ser caritativo y solidario; mientras que el humanismo tiene que ver con la motivación innata en todas las formas de vida dirigidas a desarrollar las potencialidades hasta el mayor límite posible. 

Mucho tiene que ver el entorno familiar y social para lograr este nivel de vida, pero el punto medular lo encontramos en las instituciones educativas, dado que son agentes de formación para el individuo desde temprana edad. Sería muy bueno revisar los planes de estudio, sobre todo de educación básica, e integrar disciplinas para tal cometido.  

La filosofía puede llevarse desde el preescolar, baste decir que los niños a esa edad son filósofos por naturaleza. Esta característica cognitiva facilitaría la conducción filosófica del niño y, posteriormente, del adulto. También, la incorporación de las artes, pero no como relleno del programa de estudios, sino como un área de sensibilización, formación para la libertad y de expresión. De esta manera el individuo contribuiría con creatividad para tener una gran calidad de vida tanto individual como en sociedad. 

Y para completar esta propuesta con tendencia realmente humanista, mas no humanitaria, la madre de todas las disciplinas, la lectura, con su propio espacio, así como lo tienen el español, las matemáticas, la química y demás áreas del conocimiento. Sabemos que la lectura no hace al individuo ni más bueno ni más malo, pero sí abre la visión general que tiene de su entorno. Puede potenciar muchas de sus habilidades y conocimientos logrando la autoactualización. 

Tomando en cuenta que la educación debe estar centrada en ayudar a los alumnos a decidir lo que quieren llegar a ser, siendo necesario acompañarlos a explorar y comprender el conocimiento de su persona y las experiencias vividas, es necesario que el docente sea promotor de la autorrealización de sus alumnos para lograr seres humanos íntegros, a saber, según los humanistas, libres, sanos y autónomos. 

A decir de Carl Rogers, precursor de la mencionada teoría, una persona es sana cuando tiene una percepción superior de la realidad, mantiene una creciente aceptación de sí misma, de los demás y de la naturaleza, desarrolla la capacidad de enfrentar adecuadamente los problemas, es independiente y espontánea. 

Todo lo planteado con antelación pareciera una labor ardua y difícil de lograr, y en cierta manera sí, porque se carece precisamente de esa formación en el humanismo que tanta falta hace en las escuelas de modalidad pública. No obstante, la idea de lograrlo o, por lo menos, de intentarlo, no es tan descabellada; solo se requiere dar el primer paso y lo demás vendrá por añadidura. 

 

 

 

eryelmeor@gmail.com 

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