Las raíces del México, ombligo de la luna: ¿verdad o ficción?

Sólo hay dos legados duraderos que podemos esperar dar a nuestros hijos.  

Uno de ellos son raíces, el otro, alas. 

Johann Wolfgang von Goethe 

 

México es un país maravilloso que se identifica por su enorme riqueza natural, su amplia cultura y por su extraordinario pueblo, que ha dado muestras de apoyo solidario para vencer las dificultades que a lo largo de la historia han ido surgiendo en el territorio nacional y en el mundo.  

Es importante conocer nuestras raíces en virtud de que son el origen del presente y la base de nuestro futuro. El reflexionar sobre esto nos ayuda a reconocer que somos lo que somos gracias a ellas y producto de lo que ha determinado el escenario en el que se encuentra el país actualmente. 

El Diccionario de la Real Academia Española a la palabra raíz (del latín: radix) le asigna, entre otros, los siguientes significados: 1. Parte de una cosa, de la cual, quedando oculta, procede lo que está manifiesto. 2. Causa u origen de algo. 

Nuestros antepasados tenían gran respeto por la naturaleza y por los astros que brillaban en el firmamento; esto se aprecia en el nombre de México, Mēxihco, palabra nahua que, según la tradición, proviene de tres voces: metztli, que significa luna; xictli, ombligo o centro; y co, lugar, con el significado de estar “en el ombligo de la luna”. 

Este significado se debe a que el contorno de los antiguos lagos que ocupaban la cuenca de México se parecía a la figura de un conejo, similar a la silueta que forman las manchas lunares vistas desde la tierra. Y como la gran ciudad de Tenochtitlán estaba en el centro de estos lagos, simbólicamente se ubicaba también en el “ombligo” del conejo de la luna. 

Otra versión acerca del origen de la palabra México es que deriva de “Mexictli” (nombre dado al dios Huitzilopochtli, tutelar de los mexicas, que los condujo hacia el centro de la región), formada de las raíces metl (maguey), xictli (ombligo) y el locativo co; su traducción sería “en el ombligo del maguey”, lo cual nos habla del sentido mitológico que a esta planta le dieron las culturas prehispánicas. 

El filósofo griego Platón creó, en sus diálogos de “Timeo” y “Critias”, siglo IV a. C., un continente llamado Atlántida (Atlantis), que contaba con un notable desarrollo científico y espiritual, y lo hacía ver como un paraíso. Francis Bacon, en el libro “La Nueva Atlántida”, publicado en 1627, popularizó la idea de que Atlantis fue una sociedad ideal. Más tarde Ignatius Donelly, en su libro “Atlantis: el mundo antediluviano”, publicado en 1882, sostenía que Atlantis fue “una nación populosa y poderosa que pobló de naciones civilizadas las costas del golfo de México, el río Mississippi, el Amazonas, la costa del Pacífico de América del Sur, el Mediterráneo, la costa occidental de Europa y África, el Báltico, el mar Negro y el Caspio”. 

En el siglo XIX, el vínculo con los antiguos pueblos mesoamericanos fue retomado por Eustaquio Buelna¹, quien en su obra “Peregrinación de los aztecas”, en 1887, afirmó: “la Atlántida es la que explica más satisfactoriamente las abundantes inmigraciones que debieron surtir de tan diversos pobladores a América”.  

En 1895, Buelna en su obra “La Atlántida y la última Tule”, afirma que los nahuas venían de la Atlántida, ya que esta palabra provenía del náhuatl Atlatán que significa “lugar junto al agua”. De ahí se convirtió en Aztatlán y con el tiempo, en Aztlán (del náhuatl: “aztatl”, garzas y “tlan”, lugar entre, es decir, lugar entre las garzas), la mítica isla de la cual vienen los mexicas. El escritor mexicano Alfonso Reyes Ochoa (1889- 1959) afirma que la Atlántida trabajó por el descubrimiento de América².  

Es así como surge la leyenda de que los Mexicas pudieron haber venido de la Atlántida, y, aunque esto sea una fantasía, no es absurdo relacionar la mítica Atlántida, que muchos creen que no haya existido, con la cosmovisión de los mayas. 

Independientemente de los mitos, leyendas y de la ficción o realidad de nuestro origen, aprender a valorar nuestras raíces, que son verdaderamente extraordinarias, debe ser una tarea ardua y permanente, ya que pocas cosas colaboran al desarrollo personal y al autoconocimiento, para de este modo rescatarlas y hacerlas nuestras. 

Juzgue usted. 

 

Referencias: 

  1. https://revistaespejo.com/reflexiones/atlantida-y-mayas/ 
  1. https://es.wikipedia.org/wiki/Atl%C3%A1ntida#cite_note-37 

 

 

 

Jorge A. Rodríguez y Morgado 

Twitter @jarymorgado 

jarymorgado@yahoo.com.mx 

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