¿Lengua sumisa?

Hace algunos lustros, durante mi paso como estudiante por la escuela de medicina de la UAP, tuve algunos compañeros panameños. 

Recuerdo que cuando los estudiantes poblanos acudíamos al Departamento Escolar para solicitar alguna información, nos dirigíamos a las secretarias con la conocida fórmula de respeto (para algunos de sumisión): “¿Sería tan amable de informarme…?” 

Ni siquiera de “tú”: “¿Serías tan amable de…?” 

En cambio, los compañeros panameños iban al grano: “¿Me informas de…”, es decir, de “tú” y sin el cortés “por favor”, y ya ni se diga del “¿serías tan amable?”.  

¿De dónde procede este sui géneris modo de hablar de los mexicanos? 

Existen muchas teorías, una de las cuales se atribuye a la sumisión ante los hacendados y patrones españoles, a quienes los campesinos y obreros mexicanos se dirigían con respeto, generalmente agachados, usando frases como “lo que diga su merced”, cuando no “sí, el amo”. 

Recientemente la lingüista catalana Concepción Company Company, en su discurso de ingreso al Colegio de México, mencionó que esta manera de hablar del mexicano, más que de sumisión, es de “rodeos”, es decir, de no ir al grano, lo que no deja de mostrar cierto temor ante las palabras.  

Y puso como ejemplo que, tras la Conquista, Carlos I de España pidió que, a partir de 1560, para cruzar a América o regresar a España, se llenara un formato. Según consta en el Archivo General de la Nación, explicó la lingüista, esos formatos dan cuenta de la diferencia entre la petición de un español nacido en la península Ibérica que venía a América, y la de otro nacido en la Nueva España (es decir, un criollo) y que iba a la península. 

En el caso del nacido en España, la petición la realizaba en cinco líneas, de manera muy concreta. 

 En el caso del novohispano, en las primeras 13 líneas escribía tanto y con tanta formalidad y enredo, que no se entendía qué era lo que deseaba, y acababa redactando un folio y medio, en lugar de redactar algo tan sencillo como “Solicito permiso para regresar a casa”, según lo hacía el nacido en España. 

Curiosa manera de escribir y de hablar de nosotros los mexicanos, sin duda consecuencia de prácticas como las señaladas, cuyo conocimiento ayuda a comprender mejor cómo somos y por qué. 

Y es que si algo tenemos como característica al hablar es que no somos elocuentes, sino más bien barrocos, por no decir “complicados”. 

El uso del idioma es nuestro ADN, sin duda. 

 

 

Miguel Campos Ramos 

camposramos@outlook.es 

@miguelcamposr15 

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