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Óscar 2022: de récords, streaming y regresos

Después de la ceremonia más desangelada de la que se tenga memoria, los Óscar este año prometen ya no ser solamente la celebración de una industria para su industria, sino también volver a tener el dedo en el pulso de la Sociedad. 

Después de haber sido menospreciados en ocasiones anteriores, sobre todo en mejor película (pues el triunfo de Roma sobre Green Book sigue calando), Netflix está a la cabeza con 27 nominaciones, donde sus cartas fuertes no podrían ser mas dispares: por un lado Don’t look up, comedia satírica postapocalíptica dirigida por Adam McKay y protagonizada por un elenco multiestelar encabezado por Jennifer Lawrence y Leonardo DiCaprio, que aun con su agresiva campaña publicitaria y aroma de megaproducción ha pasado por una recepción tibia por la crítica, una que se enfocó en cómo tanto talento y mano de obra había dado como resultado una película tan mediocre. 

Por otro lado, El poder del perro, además de marcar el regreso de Jane Campion (quien ya tiene en su haber un Óscar a mejor guión original, y Palma de Oro en Cannes por El Piano) a las grandes ceremonias, se convirtió en la consagración de algo que se está volviendo una constante en estas épocas de premios: la producción indie con presupuesto de Hollywood. 

Obscuro y sublime cuestionamiento de la masculinidad en forma de Western, es muy probable que este drama protagonizado por Benedict Cumberbatch y Kristen Dunst hubiera pasado inadvertido, confinado al circuito de arte, de no haber sido adoptado por Netflix; el que hoy sea la cinta con más nominaciones en la ceremonia (12) habla mucho de la fuerza en la que se ha convertido Netflix. 

Curiosamente, las grandes producciones, a pesar de contar con nominaciones en algunas de las categorías más importantes, se sienten más como rezago del Hollywood convencional: ni El callejón de las almas perdidas ni Duna se sienten como verdaderas contendientes en las grandes categorías, al mismo tiempo que dice mucho que una cinta netamente convencional creada para el lucimiento de Will Smith, como King Richard, se haya colado entre las nominadas a mejor película, aun con una recepción indiferente por parte de público y crítica. 

Esa falta de propuesta de una Industria que confió muchos años en lo mismo, queda más que reforzada al ver cintas mediocres, como Being the Ricardos, en categorías principales, mientras que cintas formidables como Drive my Car y, sobre todo, la Noruega The worst person in the world, aun siendo reconocidas, hacen sentir que faltó más reconocimiento para ellas, pero al mismo tiempo se agradece que este tipo de producciones no queden recluidas sólo a película de habla no inglesa. 

Entre esas casualidades cabe destacar el caso de West side story, remake de la cinta ganadora del Óscar en 1962 y que ha conseguido que Steven Spielberg se convierta en el primer Director en ser nominado al Óscar en seis décadas distintas. En otro año esta cinta sería la favorita y tema de conversación al ser esa rara avis donde la nueva versión actualiza, corrige y supera a la original, pero el tufo a vieja escuela pesó más en una obra maestra que merecía mejor suerte. 

Y sí: más propuestas, más miradas y más reconocimientos no nos deben hacer olvidar que si de algo debe tratar esta ceremonia es del glamour; el arte es casual, pretexto. 

Y el show debe continuar. 

Esperemos. 

 

Agustín Ortiz 

joseagustinortiz86@gmail.com

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